viernes, 2 de noviembre de 2012

La dimensión de los difuntos

El día de los difuntos encierra una tradición muy especial para los pueblos andinos. Es la ocasión propicia para comunicarse con los seres del más allá (chayshuk pacha), con los parientes y amigos que se han adelantado hacia la eternidad. A pesar de que algunas tradiciones se van debilitándose en las actuales generaciones, todavía se mantiene en su esencia la celebración llamada “ofrenda”. Celebración en el sentido de que se festeja la vida, el recuerdo vivo de los que ya no están, el encuentro místico con los espíritus para compartir los alimentos de la madre tierra, celebración de ese contacto inter dimensional.

Dentro de la filosofía o pachasofía andina se perciben y se establecen cuatro dimensiones en el cosmos; “kay pacha”, el mundo presente, la naturaleza, la tierra; “hawa pacha”, el mundo de arriba, el cielo, las estrellas, las galaxias; “uku pacha” el mundo interior, el espacio interior, el subsuelo; “Chayshuk pacha”, la otra dimensión, el lugar de los espíritus y las divinidades. Resulta claro dentro del pensamiento andino, como se encuentra estructurado el cosmos, y el lugar que cada uno de nosotros ocupamos dentro de esa gran estructura.

La religiosidad andina ha sobrevivido siglos de negación, con una sencilla estrategia que es la de coexistir reservadamente con las religiones occidentales. En el día de los  difuntos no solo se debería recrear nuestras tradiciones como las guaguas de pan, la colada morada o el “responso”, llamado también ofrenda; sino debería ser también una época en la que deberíamos retomar la reflexión filosófica en torno a nuestra manera de ver el cosmos y su relación con el runa, el ser humano. Comprender, sistematizar y enseñar también nuestro particular modo de ver el mundo. Solo ese ejercicio nos permitiría comprender de una manera más amplia el comportamiento y la proyección del runa andino.

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