Dentro de la filosofía o pachasofía andina se perciben y se
establecen cuatro dimensiones en el cosmos; “kay pacha”, el mundo presente, la
naturaleza, la tierra; “hawa pacha”, el mundo de arriba, el cielo, las
estrellas, las galaxias; “uku pacha” el mundo interior, el espacio interior, el
subsuelo; “Chayshuk pacha”, la otra dimensión, el lugar de los espíritus y las
divinidades. Resulta claro dentro del pensamiento andino, como se encuentra
estructurado el cosmos, y el lugar que cada uno de nosotros ocupamos dentro de
esa gran estructura.
La religiosidad andina ha sobrevivido siglos de negación,
con una sencilla estrategia que es la de coexistir reservadamente con las
religiones occidentales. En el día de los
difuntos no solo se debería recrear nuestras tradiciones como las
guaguas de pan, la colada morada o el “responso”, llamado también ofrenda; sino
debería ser también una época en la que deberíamos retomar la reflexión filosófica
en torno a nuestra manera de ver el cosmos y su relación con el runa, el ser
humano. Comprender, sistematizar y enseñar también nuestro particular modo de
ver el mundo. Solo ese ejercicio nos permitiría comprender de una manera más
amplia el comportamiento y la proyección del runa andino.
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