jueves, 23 de febrero de 2017

El mejor presidente del mundo

Suena ridículo y cursi afirmar que Rafael Correa, fuese el mejor presidente del Ecuador y del mundo, tal como lo señalan en memes que deambulan por las redes sociales, muchos de sus partidarios psicopáticamente acérrimos. Claro que esta afirmación no podría trascender más allá de estos espacios lúdicos de la modernidad, y estamos más que seguros que la historia sabrá poner en su sitio, regímenes y caudillos como el que tenemos.

Posturas extremas como éstas, a favor o en contra, no son más que el resultado de una práctica y forma de ver la política, como una “ciencia” del enfrentamiento y lucha de clases. En resumen, decir que “éstos son buenos y esos son malos”, sin lugar a disensos y cuestionamientos a la sentencia dogmática del líder “supremo”. Por otro lado podemos afirmar enfáticamente, que la sistemática y “fascistoide” propaganda oficial a través de las cadenas, sabatinas, medios “públicos”, troll center, etc., han dado al Gobierno Nacional, los resultados esperados. Es digno de reconocer que la publicidad gubernamental, ha sido manejada por expertos profesionales y que han hecho muy bien su trabajo. No es raro que sectores menos formados e informados, hayan sucumbido fácilmente ante este montaje, en la que se vendió la idea de que el Ecuador existe, desde que llegó la Revolución Ciudadana.

Rafael Correa Delgado, borró con la mano izquierda lo poco rescatable de su gobierno: ampliación de carreteras, Escuelas del Milenio, modernización de la infraestructura judicial, mejores indicadores sociales, entre otros. La corrupción en esta administración, nos sorprende poco; pues es un mal endémico que la política no ha podido desterrar, y menos aún éste. Que los empleados del gobierno y sus familiares defiendan a su jefe, no nos debería sorprender tampoco, al fin y al cabo ellos solo defienden sus puestitos de trabajo, que por cierto son muchísimos; igual defenderían banderas políticas de distintos colores, con afanes exclusivamente laborales.

viernes, 17 de febrero de 2017

Elecciones y celebraciones

La celebración del Pawkar Raymi que por estos lares arranca el próximo lunes y el Carnaval de este año, llega en un momento un tanto complicado. Por un lado si llega el caso, coincidirá en plena campaña política presidencial, donde los involucrados tratarán de aprovechar de estos espacios festivos, para realizar proselitismo político, como ya se ha visto en anteriores ocasiones. Es importante señalar que las elecciones del próximo domingo, llega en un momento político de gran importancia para el país; los ecuatorianos todos y todas, decidirán si es en una sola vuelta, o en la segunda vuelta si llega el caso, dar un espaldarazo al oficialismo por estos diez años de gobierno, u optar por un cambio de régimen y modelo de gestión política y económica. Por otro lado esta época de fiestas y celebraciones, coincide también con la difícil situación económica que atraviesa nuestro país, por lo que vaticino que la gente no se divertirá como en ocasiones anteriores, pero en fin, el ecuatoriano está acostumbrado a pasarla bien, sea como sea.

No queda más que sugerir que en celebraciones como el de Pawkar Raymi, hacer una retrospectiva y centrarse en los objetivos iniciales; que era la de recuperar nuestras fiestas tradicionales y ancestrales, para revitalizarlas en virtud de fortalecer la identidad cultural de los kichwas. En el caso de los carnavales, siempre será oportuno hacer un llamado a evitar los excesos, sino más bien aprovechar de estas vacaciones para hacer deporte y pasar momentos amenos junto a la familia y amistades más cercanas. A las autoridades pedir que no claudiquen el control en las carreteras, espacios públicos y establecimientos turísticos. Es una época donde el regocijo puede de un momento a otro, transformarse en tragedia. La necesidad de diversión y alegría, es parte de la naturaleza humana, es una válvula de escape al estrés cotidiano y las desavenencias de la vida, pero que la diversión en estos carnavales que seguramente tendrán su toque político, sea productiva y más que todo positiva.


sábado, 11 de febrero de 2017

La vida, un parpadeo veloz

Hemos tenido el privilegio de existir en esta pequeñísima parte de la historia de nuestro universo, digo tenido, porqué a razón de la existencia universal, nuestras vidas solamente serán como un parpadeo veloz y nada más. Se ha concluido que el cosmos se formó a partir de una partícula subatómica, hace unos 13 700 millones de años, en lo que conocemos como el Big Bang, la gran explosión que estructuró el universo conocido. Hace 4 600 millones de años se forma nuestra estrella próxima, el sol, el eje del Sistema Solar. Hace 4 500 millones de años comienza la historia del planeta Tierra, en sus inicios, nuestro mundo no fue como lo conocemos ahora, era una bola de roca volcánica llena de lava al rojo vivo. Hace unos 50 millones de años apenas, la tierra se vuelve reconocible en su aspecto actual, a este tiempo los dinosaurios se habían extinguido ya hace unos 15 millones de años antes; el súper continente llamado Pangea empiezan a separarse, para conformar los continentes actuales. Hace unos 2.6 millones de años aparecen los primeros homínidos, los antepasados nuestros, comienza la Edad de Piedra. Hace apenas unos 800 mil años, el hombre primitivo descubre y domina el fuego. Hace 200 mil años aparece el Homo sapiens, nuestra especie.

El ser humano empieza a esparcirse por el mundo, formando culturas y etnias diversas, empieza la agricultura, luego aparece la escritura y la organización política. Empiezan los conflictos y las guerras, se forman imperios; hace apenas 200 años se descubre la electricidad. El siglo XX, es la época de los grandes inventos y descubrimientos. Todos nosotros hemos tenido el privilegio de vivir en este momento, en este planeta azul, pero somos pasajeros fugaces, que a veces no valoramos este breve aliento de vida, en un lugar paradisíaco del universo hasta ahora conocido. Aprendamos a vivir cada momento, cada segundo en bien, en armonía. Estamos cerca del llamado a fundirnos con el cosmos y después de millones de años el universo seguirá su curso impoluto.

viernes, 3 de febrero de 2017

Escenario político

A pesar de que solo faltan apenas quince días para las elecciones, donde los ecuatorianos elegiremos al nuevo presidente de la República, como también asambleístas y parlamentarios andinos, el ambiente político no es el de antes, da la impresión de que la apatía política ha contagiado incluso a los propios políticos. Las grandes concentraciones multitudinarias, el bombardeo de la propaganda política por los medios masivos, parece que después de estos diez años se han contraído. Las inclinaciones políticas de los electores, a pesar de las diferentes encuestas reveladas, es un misterio absoluto y se prevé que el resultado final sorprenderá a muchos. Es que la forma de hacer política ha variado notablemente en estos últimos años, donde la confrontación, la descalificación e incluso la persecución se han acentuado, polarizando posiciones irreconciliables, hablando, política e ideológicamente. En este ambiente es difícil que el común de los mortales tome una posición política, porque fácilmente puede ser descalificado e incluso agredido. Así incluso no contestará con total sinceridad cualquier encuesta que lo aborde.

Se especula y esto puede ser muy cierto, de que más del 80 % de la población ecuatoriana quiere un cambio y que la principal preocupación de esta, se centra en el desempleo y la corrupción. Ahora nadie duda de que el Ecuador esté en una crisis profunda, con un frenazo de la economía, sobreendeudamiento, debilitamiento de las instituciones democráticas, el resquebrajamiento de libertades, una burocracia sumamente abultada; que nos presagia un futuro un tanto sombrío. El Ecuador ha salido de situaciones similares y esta no será la excepción, pero será preciso un cambio de gobierno y de modelo, pues el actual es insostenible hablando en términos económicos, democráticos y de institucionalidad. Seguro fue la década ganada para los que usufructuaron de la política y del gobierno, para el Ecuador fue una década perdida, de farra y de experimentos. Así quedará registrada en la historia nacional.