sábado, 13 de diciembre de 2008

El socialismo reformista

Tal como presagiaron varios autores y tratadistas políticos hace décadas, la revolución socialista radical, es un acontecimiento histórico poco probable en el presente y futuro próximo de América Latina, debido a una combinación de circunstancias de distinto orden; de hecho pocas revoluciones auténticas se han suscitado en América Latina; la alfarista de 1895 en el Ecuador, la revolución mexicana de 1910, la cubana de 1958, y la revolución sandinista nicaragüense de 1989; a pesar de que Latinoamérica siempre ha sido un bastión de la injusticia social.

Todo revolucionario sabe, para que una revolución radical, mediante la lucha armada triunfe, primero tienen que darse las condiciones necesarias en un país, además el precio de una guerra fratricida es demasiado alto; nuestros pueblos no están para eso, sin embargo dentro de la izquierda universal, siempre ha existido la alternativa del proceso revolucionario, mediante el reformismo, entendido como la vía al socialismo mediante el uso y práctica de mecanismos permitidos por la democracia corriente, conocida también como la revolución pacífica; tesis que se antepone a la revolución violenta y rápida; de hecho ahora nuestros países están incrustados en el proceso reformista, talvez con una suerte un tanto mejor a la que tuvo Chile con Allende hace más de 30 años.

A buena hora que podamos cambiar y refundar nuestros estados por la vía pacífica al socialismo, incluso el mismo Carlos Marx no excluyó la posibilidad de ensayar una estrategia reformista, en donde el socialismo triunfe por medios pacíficos, en sociedades en el que la tradición liberal-democrática se ha consolidado. (La Haya-1872)

Hoy estamos muy seguros que los cambios revolucionarios lo podemos plantear, pero con otro tipo de armas, como son las ideas, el debate, la participación y las urnas. Los tiempos han cambiado; la ciencia, la técnica, la política, la filosofía y las ideas han avanzado; queremos un cambio social, que nuestras sociedades evolucionen hacia un socialismo moderno, con democracia, con libertad y dignidad, donde los seres humanos no sean esclavos del capitalismo, pero tampoco esclavos de un estado burocrático omnipotente. Un socialismo de inteligencia y no de fuerza bruta, donde los dogmas ideológicos sean superados. En consecuencia es importante que la izquierda radical latinoamericana replantee su proceso revolucionario acorde a este nuevo siglo.

sábado, 6 de diciembre de 2008

Democracia y corrupción

Desde que los pensadores griegos concibieron la democracia en la edad antigua, hace aproximadamente 2500 años, parecería que fuese la mejor forma de gobierno y a fin a los intereses de un pueblo. Democracia viene del término griego, demos, que significa pueblo, y kratein, que significa gobernar; es pues el sistema político, por el que el pueblo ejerce su soberanía, mediante la participación política directa y el sufragio universal.

Teóricamente la democracia es la forma de gobierno más avanzado, civilizado y justo que se conoce, sin embargo una auténtica democracia resulta difícil de construirla por diversos factores. El poder supuestamente democrático, muchas veces ha estado secuestrado por las oligarquías hereditarias; mismos que solo han buscado el desarrollo de sus intereses; los mismos griegos dada a su época, no concretaron una auténtica democracia, pues los asuntos políticos estaban reservados exclusivamente a la clase dominante llamada, la de los patricios; era una especie de “democracia elitista”; y esa ha sido en la práctica la visión occidental de la democracia a través de los siglos, hasta épocas actuales.

Otro factor que frena enormemente el desarrollo democrático de los pueblos, es sin lugar a dudas la corrupción. Cuando la libertad es entendida como libertinaje, se convierte en un arma de doble filo y la corrupción campea a sus anchas, complicando seriamente el desarrollo. Además de fomentar la proliferación de organizaciones criminales, la corrupción procrea otros males, como el consumo y tráfico de drogas ilegales, el tráfico de menores, la violencia, los desplazamientos humanos y la migración.

Algunos países europeos y Estados Unidos, podría haber construido una democracia estable en beneficio de sus ciudadanos y sus transnacionales; pero en desmedro y perjuicio antidemocrático de millones de personas en el mundo, eso ilegitimiza sus logros, solo recordemos el destino de las minas de Potosí, o el tráfico de esclavos en el siglo XVIII.

La autentica democracia se fundamenta principalmente en la solidaridad y la libertad, para esto es necesario un estricto control estatal y la implantación previa de valores morales en la sociedad, solamente estas acciones garantizarán el desarrollo democrático hacia su plenitud. Porque la democracia en su concepto es el gobierno del pueblo para el pueblo, pero el término pueblo entendido en su más amplia expresión, que corresponde a la mayoría y no de grupúsculos al servicio del colonialismo extranjero.