sábado, 6 de diciembre de 2008

Democracia y corrupción

Desde que los pensadores griegos concibieron la democracia en la edad antigua, hace aproximadamente 2500 años, parecería que fuese la mejor forma de gobierno y a fin a los intereses de un pueblo. Democracia viene del término griego, demos, que significa pueblo, y kratein, que significa gobernar; es pues el sistema político, por el que el pueblo ejerce su soberanía, mediante la participación política directa y el sufragio universal.

Teóricamente la democracia es la forma de gobierno más avanzado, civilizado y justo que se conoce, sin embargo una auténtica democracia resulta difícil de construirla por diversos factores. El poder supuestamente democrático, muchas veces ha estado secuestrado por las oligarquías hereditarias; mismos que solo han buscado el desarrollo de sus intereses; los mismos griegos dada a su época, no concretaron una auténtica democracia, pues los asuntos políticos estaban reservados exclusivamente a la clase dominante llamada, la de los patricios; era una especie de “democracia elitista”; y esa ha sido en la práctica la visión occidental de la democracia a través de los siglos, hasta épocas actuales.

Otro factor que frena enormemente el desarrollo democrático de los pueblos, es sin lugar a dudas la corrupción. Cuando la libertad es entendida como libertinaje, se convierte en un arma de doble filo y la corrupción campea a sus anchas, complicando seriamente el desarrollo. Además de fomentar la proliferación de organizaciones criminales, la corrupción procrea otros males, como el consumo y tráfico de drogas ilegales, el tráfico de menores, la violencia, los desplazamientos humanos y la migración.

Algunos países europeos y Estados Unidos, podría haber construido una democracia estable en beneficio de sus ciudadanos y sus transnacionales; pero en desmedro y perjuicio antidemocrático de millones de personas en el mundo, eso ilegitimiza sus logros, solo recordemos el destino de las minas de Potosí, o el tráfico de esclavos en el siglo XVIII.

La autentica democracia se fundamenta principalmente en la solidaridad y la libertad, para esto es necesario un estricto control estatal y la implantación previa de valores morales en la sociedad, solamente estas acciones garantizarán el desarrollo democrático hacia su plenitud. Porque la democracia en su concepto es el gobierno del pueblo para el pueblo, pero el término pueblo entendido en su más amplia expresión, que corresponde a la mayoría y no de grupúsculos al servicio del colonialismo extranjero.

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