sábado, 15 de junio de 2013

Redes sociales

Con el nacimiento del internet se ha hecho posible la creación de un mundo virtual, donde todos podemos estar conectados y comunicados entre sí. Mucho se ha debatido sobre el tema de las redes sociales y los propósitos de sus creadores, como también del impacto positivo y negativo que ha tenido en la sociedad mundial.

Facebook, una de las redes sociales más conocidas en el mundo, se creó en el año 2004, como un hobby de Mark Zuckerberg, en aquél momento estudiante de la Universidad de Harvard; como un servicio para los estudiantes de su universidad, una versión en la línea de los "facebooks" de las universidades americanas, que eran publicaciones hechas al comienzo del año académico, mismas que contenían fotografías y nombres de todos los estudiantes con el objetivo de ayudar a conocerse mutuamente. Facebook llevó esta idea al Internet, primero para los estudiantes estadounidenses y posteriormente abrió sus puertas a cualquier persona que tenga una cuenta de correo electrónico; convirtiéndose así en un fenómeno mundial, de miles de millones de dólares, pues se estima que tiene más de 1.000 millones de usuarios repartidos por el mundo.

Otra de las redes sociales como Twitter o el mismo Youtube, también se han popularizado en el mundo entero. Estos fenómenos sociales han marcado una nueva era en lo referente a la comunicación global. La posibilidad de poder comunicarse con muchísimas personas del mundo entero, se perfila como un hecho positivo; ahora cualquier acontecimiento importante se divulga rápidamente por las redes sociales, con un alcance mundial e instantáneo. La libertad de expresión se ha fortalecido, pues con estos medios todos tenemos la posibilidad de decir lo que pensamos, sin las guardabarreras de los medios masivos de comunicación tradicionales. Pero también se perfila aspectos negativos, como el manejo de información inexacta. ¿Cabe un control a esta nueva forma de comunicación? Esa sería la gran pregunta.

jueves, 6 de junio de 2013

Títulos y política

Al contar con todas las facilidades para el estudio, como una beca completa, estoy seguro de que la mayoría de los ecuatorianos y ecuatorianas, podríamos acceder a un doctorado o PhD, sin mayores complicaciones. Es digno de respeto, el sacrificio invertido  en la obtención de un título académico de alto nivel. Pero personalmente más respeto les debo a aquellas personas que a lo mejor apenas llegaron a la secundaria o primaria, o en muchos de los casos “analfabetas” de gran sabiduría y conocimiento. Una percepción extraordinaria del medio, sensibilidad, sentido común, razonamiento y una cierta experiencia profunda de la vida; no se podrían equiparar a título alguno.

En este contexto resulta fuera de lugar, cualquier cuestionamiento a la flamante Presidenta de la Asamblea Nacional, por un supuesto déficit académico. Lo que la política necesita, más que un lote de títulos académicos, es gente íntegra de buenas intenciones, de gran sensibilidad social; gente comprometida con el cambio, las libertades y la democracia.

En la actual coyuntura política, el país esta expectante frente a lo que suceda con la nueva Asamblea Nacional, compuesta en su mayoría por jóvenes y una equitativa cuota de mujeres. Lo que haga o deje de hacer esta asamblea, quedará marcado en la historia del Ecuador. Aunque un tanto escépticos, esperamos que el actual poder legislativo, fije su rumbo por una labor patriótica y democrática, marcada por la independencia de poderes; los legisladores y legisladoras, más que a su partido o a su líder, se deben a su país, quienes son sus mandantes, y un país entendido en su conjunto. Un reto enorme para Gabriela Rivadeneira, sintonizarse con su pueblo y forjarse un auténtico liderazgo político, sin los favores ni las ataduras de nadie. Momento propicio también para que las mujeres demuestren autosuficiencia e independencia frente al clásico poder machista latinoamericano, que por hoy en nuestro país se refleja entre el legislativo y el ejecutivo.

sábado, 1 de junio de 2013

Trauma social

Aunque la individualidad es una característica del ser humano; el individualismo, el egoísmo y la falta de unidad de los latinoamericanos, dan mucho más que pensar en una sola simple respuesta, de que es una particularidad regional y nada más. No sé si es una mala dada herencia indígena o un legado de las múltiples fusiones étnicas de los peninsulares europeos que llegaron a estas tierras; o podría ser también un trauma psicológico social, producida por la feroz conquista española. Sería oportuno que los cientistas sociales, los antropólogos e incluso la psiquiatría social, pongan sus sanos oficios en aras de establecer realmente qué sucede y establecer el tratamiento adecuado.

En estos últimos largos años de efervescencia política de corte izquierdista anti imperialista, que ha marcado hegemonía en Latinoamérica, en la que se han escuchado emotivos cánticos y proclamas como el “alerta que camina, la espada de Bolívar por América Latina”, el tema de una unidad real en la construcción de la patria grande de Bolívar y San Martín, solo va quedando en encuentros y efusivas proclamas convencionales, que van presagiando una vez más, el maldito destino difícil de romper para Latinoamérica.

La UNASUR va quedando solamente en un bello membrete, y ni qué hablar del ALBA. Los gobiernos llamados progresistas de la región, debieron aprovechar la coyuntura política regional en su momento y fijar plazos bien establecidos, hacia una transición real y concreta llamada Unión Suramericana. Causa hasta un poco de gracia ver cómo esta esquiva unidad, se ve afectada por sucesos triviales y domésticos como el ocurrido hace poco entre Ecuador y Perú, o lo que acontece por estos días entre Venezuela y Colombia, por una simple visita del gobernador de Miranda al gobierno colombiano. Con la transición política que se ha dado en países como Chile y Paraguay, queda claro que las celebraciones revolucionarias, pueden ser simplemente eventos fortuitos y hasta eventos políticos folclóricos propios de nuestra región. A la final un trauma es un trauma.