jueves, 23 de junio de 2016

Hatun puncha


Es sabido que las antiguas celebraciones precolombinas, con la llegada de los peninsulares europeos, fueron estratégicamente remplazadas por las celebraciones religiosas del cristianismo. De esta forma asumimos que incluso algunas fechas fueron movidas discretamente para coincidirlo con el calendario católico. Así las ancestrales fiestas indígenas quedaron redefinidas como fiestas del catolicismo, ahí están los ejemplos más próximos, tal como fueron llamados la fiesta de San Juan, San Pedro, Corpus Cristi, Día de los Difuntos, Carnaval, o como la Natividad. A pesar de esta transformación impuesta, muchas de sus prácticas como la ritualidad y básicamente la esencia de la religiosidad nativa, se adaptaron al nuevo esquema religioso occidental y permanecieron vigentes, bajo la curiosidad de los entendidos, que posteriormente llamaron a este fenómeno cultural, como sincretismo religioso.

Bajo este análisis se ha ido recuperando ciertos conceptos y fundamentalmente los nombres propios de estas fiestas ancestrales, tal como ha sucedido con el Inti Raymi o el Pawkar Raymi. En el caso del Inti Raymi, lo que se llamaba San Juan; la fiesta va en torno al 24 de junio, que es el día de San Juan Bautista, aunque debió ser alrededor del 21 de junio, día del solsticio; la celebración comienza el 22 de junio con el “Armay Tuta” la noche del baño ritual; el 23 con el “Altar Warkuy” donde se ubica la ofrenda o el altar y cuando en la noche se comienza a bailar; el 24 “Misa Puncha” o día del rito; el 25 “Gallo Puncha” o según mi conocimiento el “Hatun Puncha” o el Día Mayor; el 26 “Altar Paskay” cuando se reparte la ofrenda; y el 27 de junio la finalización del Inti Raymi con el “Kunchu Maskay” o lo que sería el día de los residuos de la fiesta. Estos son los días propios de la festividad, pero por hoy instituciones públicas principalmente, bajo sus propios intereses, remueven o anticipan fechas en torno a días que nada tienen que ver con la festividad.

viernes, 17 de junio de 2016

El viaje de Germán

docetribus.com

Germán, un primo mío, era un muchacho Kichwa no tan común, tenía ese aire de “doblegarse jamás”, a lo que nosotros le atribuíamos lo obtuvo al bañarse en alguna vertiente sagrada de gran poder, que existe por algún lado de la parroquia de Quichinche, de donde eran sus abuelos maternos. Como cualquier otro otavalo, estuvo recreando su espíritu mindalae por varios países de Europa y Sudamérica. Después de probar los sinsabores de una alocada vida juvenil, se casó una vez, se volvió a casarse otra vez, y al final encontró tal vez lo que estaba buscando en las páginas de la biblia, para desaparecer con su familia por cinco años.

¿Dónde estabas? Es la primera pregunta con la que recibí a mi primo, a la que gustoso empezó a responderme. Resulta que en Argentina se había topado con una comunidad, digamos que religiosa, llamada Doce Tribus, en alusión a la cita bíblica. Según el relato de mi pariente, me di cuenta que podría ser uno de los lugares, porque hay otras en otros países, donde realmente se practica en su integridad la vivencia comunitaria como hermanos; siguen los preceptos bíblicos sin fanatismos, la propiedad es absolutamente comunitaria, nada es de alguien, todo es de todos, tienen su propia escuela, trabajan, producen sus propios alimentos y hasta cocinan y comen en colectividad.

Este relato inmediatamente me hace recordar, lo que generalmente sucede en nuestro medio, por un lado con los impecables predicadores bíblicos, y por otro más aún, con nuestros afanosos oradores que pregonan el colectivismo, y otros y otras que recitan el baluarte socialista como un modelo equitativo, donde se inclinan incluso a la eliminación de la propiedad privada para establecer la propiedad colectiva, mientras ellos o ellas se llenan de mansiones y riquezas. Cuanta falsedad, cuanta doble moral que mejor termino este relato.

viernes, 10 de junio de 2016

Elecciones en Perú


Con los resultados de las elecciones Perú 2016, entre el líder de Peruanos Por el Kambio, Pedro Pablo Kuczynski, y Keiko Fujimori de Frente Popular, prácticamente se prevé que terminará en un rotundo empate técnico. La diferencia entre los dos candidatos hasta el momento es casi nada, con el 99.29 % de los votos contabilizados, Kuczynski tendría el 50,11 % de los votos, frente a un 49,88 % de Fujimori. Esta situación hasta nos empuja a pensar que podría repetir lo ocurrido con el alcalde de una pequeña localidad peruana llamada Pillpinto, donde al ganador se tuvo que definir mediante un sorteo, con una moneda lanzada al aire. Todo puede ocurrir, como decía mi abuelo.

Asumiendo de una vez por todas que Kuczynski es el nuevo presidente del Perú, su gobierno tendrá que enfrentarse a un congreso dominado por el fujimorismo, prácticamente con una mayoría absoluta. Esto permitiría medir la capacidad política de este señor, que es un viejo lobo en el tema político, para llegar a un punto de gobernabilidad, que aparentemente por ser de la misma tendencia de la derecha ortodoxa, no tendría mayores complicaciones. Más allá de los juegos políticos de alto nivel, la prueba de fuego para el nuevo presidente sería, romper aquel círculo vicioso que mantiene una de las sociedades más injustas de Latinoamérica. La deuda del Estado hacia la sociedad peruana es grande y evidente. Perú a pesar del boom de las materias primas y sus generosos ingresos a la caja fiscal de los últimos años, no ha logrado acortar la brecha que existe entre pobres y ricos, que es inmensa.

Es lamentable notar cómo nuestros países deben presenciar la llamada ley del péndulo político, entre una izquierda parrandera y una derecha insensible, mientras amplios sectores sociales, como en el caso del Perú, se cunden en la pobreza extrema y la marginalidad. Una democracia nunca será completa mientras exista miseria y limitaciones a las libertades básicas.

jueves, 2 de junio de 2016

Primero la niñez

archivo.e-consulta.com

En un cálido día de verano, varios niños entre ellos mis sobrinas, juegan y corretean alegres en el parque del vecindario; al poco rato llega despacio un auto con unos dos tipos fornidos, de lentes oscuros y de uniforme azul; son policías, se bajan del patrullero y conversan con los pequeñines que no le hacen mucho caso. Al rato nos contaron que los policías, les habían dado dulces y les habían preguntado de cómo les trataban sus padres. Es una típica escena de un barrio residencial de una tranquila ciudad estadounidense. En muchos países, creo que en el nuestro también, el maltrato infantil es penado, como debe ser, por la legislación vigente.  

En la mayoría de países donde la democracia ha logrado una cierta madurez, se nota que una de sus prioridades es la niñez. Se destinan cantidades considerables de recursos a este sector de la población, se hace un seguimiento y se actualiza constantemente su sistema educativo; en esta lista estarían países europeos principalmente, junto a Estados Unidos, Canadá y el mismo Japón. Para la consecución de  esta prioridad, sencillamente los países y su clase política han entendido al pie de la letra, que el futuro lo forjarán nuestros niños y niñas. Más allá de este simple razonamiento, hay que entender que es un deber moral de los adultos, proteger la frágil inocencia de nuestros pequeños, absolutamente sin distinción de ningún tipo. Las políticas de estado, destinadas hacia la niñez, proyectan el grado de desarrollo social y cultural que tiene una nación.

El gobierno, mejor dicho el Estado, debe estructurar todo un aparato multidisciplinario permanente, que vele siempre por el bienestar integral de toda la niñez. En primera instancia eliminar la desnutrición, continuamente garantizar ese ambiente de amor y felicidad que todo niño necesita dentro y fuera de su hogar.