viernes, 30 de septiembre de 2016

El nuevo mercado


Por exteriores la gran construcción se muestra moderna e imponente, aparentemente la obra está concluida en su totalidad, o eso suponemos los otavaleños que fuimos testigos de su inauguración, hace más de cuatro meses, exactamente el 24 de mayo de este año; porque si eso no hubiese sido el caso, el sentido común nos dice que no lo hubiesen inaugurado con bombos y platillos. Además de su costo original que bordeaba los 18 millones de dólares, se hizo un refinanciamiento de unos 3 millones, que nos imaginamos fueron para concluir, con lo que hacía falta en esa mega estructura. Ahora la pregunta es ¿qué tanto esperan para el traslado de comerciantes a las nuevas instalaciones, que representa una inversión total de 30 millones de dólares con terreno y todo? Ante el reclamo que por hoy se limita a un exhorto respetuoso, el tipo de respuestas es conocida, tirarse la pelotita de un lado al otro: que el alcalde anterior, que en eso estamos, que un grupo de comerciantes no quieren pasar, que está mal construida, que la Contraloría, que queremos ser accionistas, etc., mientras ya vamos para el cuarto año desde que empezaron los trabajos en el sitio.

En esa obra existe mucho dinero público invertido, como para que esté olvidado e improductivo; donde se estima que se pierden unos 65 mil dólares mensuales, solamente por cuestiones de arriendo. La inoperancia de parte de las autoridades municipales de Otavalo, en el asunto del nuevo mercado 24 de Mayo es evidente. Según funcionarios de la anterior administración, la nueva infraestructura debía de entrar en funcionamiento en diciembre de 2014. Es muy importante que las autoridades cumplan con los plazos establecidos por ellos mismos, si no es así caerían en la demagogia y su credibilidad se iría al piso. Se ha dicho que en septiembre que se acaba hoy, o a mediados de octubre. ¿Será, no será? Según los ánimos de estos señores funcionarios, lo dudo.

viernes, 23 de septiembre de 2016

El desliz de Pachakutik

La democracia es un espacio público de confluencia de visiones y aspiraciones, destinada a la solución de distintos problemas que aquejan a la sociedad, en la búsqueda del “buen vivir” colectivo. En un sistema político partidista, ante la dificultad de un consenso total, en temas complejos y divergentes, es necesario entre los diversos actores de distintas tendencias ideológicas, la construcción de acuerdos de gobernabilidad. Desde esta óptica es válido que ciertos dirigentes del Movimiento Pachakutik, hayan tendido puentes de diálogo con los diferentes sectores políticos, señalados o autodefinidos como de izquierda, derecha o centro. Lo negativo es perder la unidad y estos conversatorios se hagan a título personal. Pero la responsabilidad y el reto para que no se produzca un cisma en cualquier movimiento, básicamente radica sobre sus dirigentes, llámese coordinadores o presidentes, que ponen a prueba su liderazgo. El debate es necesario en cualquiera de estos espacios políticos, pero también pesa la visión y la capacidad de dirección del líder, que además de sintonizarse verdaderamente con las bases, debe adaptarse a los cambios de tiempo.

Para poder negociar un acuerdo político con cualquier sector, es sumamente imprescindible tener un proyecto político bien definido y elaborado, para evitar cualquier suspicacia. En el caso del movimiento en mención, creo que es una de sus falencias, la ausencia de una plataforma política bien definida y clara, más allá de fogosos discursos. Si conocemos hacia donde queremos llegar, si sabemos qué es lo que queremos realmente, será más fácil poder “negociar” con cualquier partido o movimiento político, independientemente de su tendencia ideológica. Pero esto hay que hacerlo como un movimiento unido, evitando cualquier dispersión de aspiraciones a un mero interés grupal o personal. La historia ha demostrado que después de una guerra, incluso es necesario hacer una alianza con el mismísimo verdugo, si es necesario.

viernes, 16 de septiembre de 2016

Entre México y Estados Unidos


En Estados Unidos por lo general, todos los inmigrantes latinoamericanos son considerados como mexicanos. Por lo tanto la arremetida del candidato republicano a la presidencia de ese país, Donald Trump, en contra de los mexicanos, es una ofensa no solo a ciudadanos de la patria azteca, sino a todos quienes están más allá de la frontera sur estadounidense. Los ecuatorianos residentes en ese país, entre inmigrantes y nacidos allá, supera ampliamente el medio millón personas que por diversas circunstancias tuvieron que radicarse en el país del norte, más que todo buscando mejores condiciones de vida. Ni qué decir de la totalidad de la población estadounidense de origen hispano o latino como se lo conoce allá, que supera los 50 millones de personas, por hoy el grupo étnico minoritario más grande y que crece aceleradamente en Estados Unidos.

Si revisamos la historia mexicana, recordaremos que en la guerra de 1846, Estados Unidos le arrebató casi la mitad de su territorio comprendido en el oeste norteamericano, cuando el ejército yanqui ocupó por primera vez una capital de un país extranjero, como lo hizo al tomarse la ciudad de México y obligar a firmar un tratado en 1848, que por hoy es rememorado por los políticos mexicanos, como respuesta a las agresiones verbales del candidato Trump. Pero parece que de alguna forma la propia historia en este tema, reivindicará justicia con la “reconquista” de estos territorios por los mexicanos, de una forma poca ortodoxa.

Pero lo más descabellado de esta historia se produjo hace poco, cuando por razones por nada explicables, el presidente mexicano Enrique Peña Nieto, invitó al magnate norteamericano, casi como si fuera un jefe de Estado, al palacio de gobierno; donde Trump nunca se retractó o peor aún pidió disculpas a los mexicanos. ¿Quién podría imaginarse? Invitar al “enemigo” a insultarle en su propia casa.

miércoles, 14 de septiembre de 2016

De tropiezo a tropiezo

El mundo básicamente por la revolución tecnológica, ha cambiado abruptamente en este último cuarto de siglo y el Ecuador no ha sido la excepción. Desde el levantamiento indígena de 1990, el país ha experimentado transformaciones sociales y políticas que para bien o para mal, son significativas y de alguna forma van marcando el camino por donde debemos seguir. Nuestra clase política ha cometido errores garrafales que en su momento sería saludable que lo reconozcan. Hemos tenido en la última década el segundo boom petrolero que nos materializó muchísimo dinero, pero que el gobierno que alista ya sus maletas, no la supo optimizar como debe haber sido. Claro que queda algo importante, como queda también nuestra enorme deuda con China, la infraestructura; como carreteras, edificios, hidroeléctricas, entre otros productos tangibles, que hemos obtenido como cualquier padre de familia, al que le ha caído un buen billete y se compra electrodomésticos y ropa de marca.
Pero esa infraestructura es un bien de paso, como las escuelas del milenio sin seguro que se destruyeron durante el terremoto pasado. Un panorama mejor nos hubiésemos pintado ahora, si desde el principio el Gobierno Nacional hubiese destinado con delicadeza y celo absoluto los recursos económicos de todos los ecuatorianos, hombres y mujeres. En vez de despreciar; incentivado la creación de empresas productivas y la potenciación de otros que ya estaban en funcionamiento, con asistencia técnica, incentivos tributarios, dotación de recursos económicos; en otras palabras enseñar a la gente a que sea productiva, que trabaje, sin esperar las dádivas del gobierno.

Bien o mal, ahora no hay dinero ni para pagar el sueldo de la enorme burocracia que se infló a tamaño colosal. Aunque se diga que “el hombre es el único animal que se tropieza dos veces en la misma piedra”, es necesario aprender de nuestros errores para poderlos enmendar. Porque la virtud de un gobernante no está en gastar el dinero, sino en superar crisis y dificultades. Gran tarea para el próximo gobernante. 

viernes, 2 de septiembre de 2016

Yamor en Otavalo


Con el pregón de fiestas en Otavalo, de lo que será el Yamor 2016, en la “ciudad más amable del país”, hoy arrancan las fiestas septembrinas en la provincia de Imbabura. Lejos de cualquier situación negativa acarreada por diferentes situaciones, es un momento para olvidarnos de cosas poco halagadoras y sumergirnos en la alegría de las diferentes actividades programadas, como el mismo pregón, la Elección de la Reina del Yamor, el Festival de las Marías, el Festival de la Música Andina, la Travesía Natatoria al Lago San Pablo, la competencia automovilística del 4x4, entre otros eventos de regocijos populares. Otra de las atracciones de la fiesta en Otavalo, es el deguste de su gastronomía festiva, como lo es la bebida de la chicha del Yamor, elaborada con diferentes tipos de maíz, mediante un proceso laborioso que demanda de un conocimiento heredado de generación en generación. El plato típico del Yamor, es un manjar apetecido y muy demandado en esta época, constituye otro atractivo para los turistas que visitan la ciudad de Otavalo en estas fechas.

Contradiciendo a un exconcejal que dijo que la Fiesta del Yamor es una fiesta de mestizos, reafirmo que al igual que otras celebraciones en Otavalo, es una fiesta de todos los otavaleños y otavaleñas, ofrecida al mundo entero, donde se expone toda la riqueza intercultural, artística, paisajística, étnica, que tiene nuestra “comarca encantada”. Espacios como estos, es en donde se va forjando poco a poco la verdadera interculturalidad, con el aporte y la participación de todos y todas, sin discriminaciones de ningún tipo, sin exclusivismos, peor aún elitismos mal habidos. A disfrutar sanamente y sin excesos en estas fiestas, que nacen de alguna forma sustentada en el raigambre de las tradiciones ancestrales de nuestros pueblos. Éxitos totales a los organizadores y que ¡Viva el Yamor 2016!