lunes, 30 de diciembre de 2013

Balance

Al finalizar el año 2013, es importante hacer un balance general de la situación económica, social y política del país. Hay que reconocer que la hegemonía política todavía se rotula con Alianza País y seguro que lo tendremos para un buen rato. Reconozco el enorme interés puesto por el líder máximo del movimiento político gobernante, de cambiar el país, sus instituciones, su cuerpo legal y hasta la mentalidad del común de los ciudadanos y ciudadanas, de una forma pragmática. A la infraestructura y la obra social desarrollada por el gobierno de la revolución ciudadana, hay que reconocerlo, es importante; más aún si es avivada por un despliegue propagandístico sin precedentes a su gestión. Es innegable el liderazgo y las buenas intenciones de Rafael Correa, pero no bastan solo esos dos elementos a la hora de construir un país próspero y democrático. Mucha gente no vacila a la hora de afirmar que es el mejor presidente que hemos tenido, esto puede ser cierto, en todo caso la historia sabrá juzgarlo acertadamente.


Pero también hay que reconocer que esta aparente realidad, no es exactamente como se lo pinta. Las libertades en el Ecuador están en entredicho según varios organismos internacionales. En los últimos años prácticamente hemos tenido un segundo boom petrolero. Últimamente sí hubo dinero. Recordemos que el barril de petróleo subió de 25  a 100 dólares y con una producción de medio millón de barriles diarios, otros dos mil millones de dólares anuales en remesas de los migrantes, préstamos abultados de China, e incluso dinero proveniente de negocios ilícitos que circula por el país, digamos dinero lavado. Si se ha concretado una gran infraestructura a nivel nacional, no es por la benevolencia del gobierno de turno, sino porque hemos tenido años generosos económicamente, y la dolarización, el dólar del odiado imperialismo al que todos amamos, contribuyó a este efecto, sino los revolucionarios verdes seguro lo hubieran desechado. Ahora hay la sensación de que nos hemos gastado todo y el Presidente ha sido claro: “Vienen dos años difíciles”

martes, 24 de diciembre de 2013

Inusitado interés

La disposición dada por el Cabildo Kichwa de Otavalo, a las peluquerías y sala de bellezas de la ciudad, en el sentido de que se exija el consentimiento de sus padres, a los menores de edad kichwas-otavalos que decidan cortarse su trenza o cabellera larga, ha generado un interés inusitado, no solamente en las redes sociales y la población en general; sino por parte de medios de comunicación locales, regionales, nacionales, e incluso internacionales; y no era para menos dado su significado. Por un lado es una especie de radiografía de la situación socio cultural de la etnia kichwa, específicamente la de los otavalos; por otro, visibiliza el poder de injerencia de las autoridades indígenas comunitarias, en este caso en un medio totalmente sui géneris, como es una ciudad.

Se han dado muchos comentarios con respecto a este tema, unos mejores que otros; éstos, supongo se caracterizan según su contexto y la experiencia de vida en particular. Obviamente hermanos kichwas, que de kichwas no tienen casi nada, y que en algún momento de su vida renegaron de su identidad, de su gente y de su trenza; minimizarán el tema, aduciendo cualquier tipo de argumentos, que hasta podrían ser válidos. Pero quien esto escribe, orgullosamente kichwa-otavalo, con una amplia experiencia y más que todo, vivencia comunitaria; se remite religiosamente al consejo y sabiduría de nuestros taitas y mamas, porque son ellos precisamente, los que han posibilitado el milagro de nuestra supervivencia como pueblos, después de siglos de genocidio y exterminio cultural.


Reconocemos claramente que esta disposición no pretende ser la panacea a la pérdida de nuestra identidad. Nosotros sabemos más que cualquiera, que los valores culturales se pregonan, se cultiva y se transmiten, básicamente a nivel doméstico. Pero fue necesario también abordar este tema, tan profundo, tan sensible; que lastima el orgullo de ser runa, además de ser el causante de muchos conflictos familiares. Se ha conseguido poner en la mesa del debate y la discusión, el delicado tema del proceso de la pérdida de la trenza kichwa-otavalo.   

domingo, 15 de diciembre de 2013

Elementos culturales

De hecho las culturas interactúan con otras y evolucionan. En otros casos son absorbidas y desaparecen. Más aún con el fenómeno actual de la globalización, las culturas y etnias del mundo tienden a uniformizarse dentro del patrón occidental, sin embargo al mismo tiempo de este fenómeno, las culturas también tienen la oportunidad de reivindicarse y de fortalecerse, sin caer en el culturalismo extremo. Al hablar de los elementos culturales, podríamos categorizar o jerarquizarlo en una forma arbitraria, según nuestro propio criterio; pero más allá de eso, sí podemos consensuar que el elemento lengua o idioma es el más importante, pues todos los saberes, conocimientos, particularidades, giran en torno a este elemento vital de un conglomerado que se identifica como una cultura particular.


Otro de los elementos más concretos y visibles lo constituye su indumentaria tradicional, autóctona o propia; aunque en muchos casos como el de los japoneses y chinos este elemento se va remitiéndose paulatinamente a lo folclórico. Pero en otros casos como el de los árabes, de la Península Arábiga, es muy notorio que la indumentaria propia se mantiene como algo cotidiano y formal, a pesar de que este grupo humano ha tenido la posibilidad de relacionarse extensamente con la cultura occidental, por el tema petrolero y comercial. En el caso de los kichwa-otavalos, se ha cuestionado el hecho de que la juventud se ha desprendido de su indumentaria tradicional para adoptar la ropa occidental. En este punto hemos aclarado que por hoy el traje “típico” o tradicional como es el poncho, el sombrero, el pantalón blanco y las alpargatas, en el caso de los hombres; el anaco, la blusa bordada, el reboso y las alpargatas en el caso de las mujeres, se han convertido en nuestros trajes formales y en ropa de gala; al igual que el terno, el esmoquin o el vestido lo son para la llamada cultura occidental. Tenemos entendido que con el tiempo, esta indumentaria evolucionará, pero esperamos que este cambio o transformación se realice dentro de los patrones culturales que nos identifique como un pueblo culturalmente bien definido. 

viernes, 6 de diciembre de 2013

Primero los niños

Debo confesar que el sufrimiento de un niño o niña, realmente me parte el corazón. Las sociedades y las naciones del mundo se construirán con los niños y niñas de ahora, razón por la que la prioridad número uno de cualquier Estado medianamente civilizado, debe ser indiscutiblemente el sector infantil. Temas como la desnutrición infantil deben ser superados definitivamente con políticas públicas efectivas y sostenibles. La gratuidad y el acceso a la educación básica debe ser garantizada más allá de la literatura constitucional. Pero aparte de estos temas importantes, hechos y actos monstruosos ocurridos recientemente en contra de inocentes criaturas, sacuden la conciencia nacional y nos hacen meditar si realmente la justicia es justa con estos hechos abominables.

Los niños indígenas, Nestor de 5 años, Jordan de 3 y Juanita de 7, oriundos de la serranía centro del Ecuador, desaparecieron de su vivienda ubicada en el barrio Nueva Aurora en el sur de Quito, el pasado 20 de agosto. Sus padres campesinos humildes, después de una búsqueda de 20 días, encontraron a la niña asesinada y en una caja de cartón. Después el 3 de octubre apareció Jordan o lo que quedaba del angelito, en una quebrada; y el 31 del mismo mes hallaron los huesos de un niño de 5 años por el sector de Quitumbe, era Néstor. Mentiría si dijera que esta noticia no logró arrancarme una lágrima, más aún la de sus familiares y de su madre que mientras acariciaba dos diminutos ponchos rojos, no lograba entender cómo sus hijos habían sido arrancados de su vida.


Los niños primero y después la patria. Instamos a que el Ministerio del Interior revuelva cielo y tierra para dar con el paradero de estas bestias, porque estos asesinos humanos no pueden ser. Revisar también el Código Integral Penal para que el castigo sea verdaderamente severo en estos casos. Les preguntaría a las señoritas, señoras y señores asambleístas: ¿Qué hicieran o qué pedirían si algo parecido sucediese con sus hijos? En vez de dedicarse a meter a la cárcel a periodistas y maestras, favor dedicarse a cazar a estos monstruos.