viernes, 5 de octubre de 2012

El SRI y los ladrones

Martes de un mes y año cualquiera; hora, cuatro de la madrugada; ubicación, calles Sucre y Colón de la ciudad de Otavalo: Un almacén de ropa es vaciada totalmente por varios sujetos, que lo embarcan en un vehículo y bajo la complicidad de la noche se alejan rápidamente del lugar. Martes 2 de octubre de 2012; hora, 3 de la tarde; ubicación, la misma dirección, calles Sucre y Colón de Otavalo: Un almacén de ropa es vaciada totalmente por varios sujetos que lo embarcan en un vehículo y bajo la complicidad de tres policías se aleja rápidamente del lugar.

En el primer caso, delincuentes avezados, de esos que han proliferado últimamente, han cometido un robo descarado a un insipiente y pequeño comerciante kichwa. En el segundo caso, son funcionarios del Servicio de Rentas Internas SRI y la fuerza pública, que han decomisado mercadería “injustificada”, a un pequeño almacén de ropa que ha instalado una familia kichwa, después de haber permanecido muchos años en España. En ambos casos, llanto, impotencia, decepción, pérdida del capital invertido. En el segundo caso, niños maltratados que entre lágrimas pedían a sus padres regresar a España. ¿Regresar a España? ¿Para qué? Si el país ibérico está hecho pedazos, quizás peor que el Ecuador.

Se oyen voces sabias: “Todos debemos pagar nuestros impuestos”. Concuerdo con esta sentencia, aunque reconozco que podríamos discutirlo a fondo. Los fedatarios del SRI, pedían documentos, pedían extraños códigos de importador. ¿Importador nosotros? Somos mindalaes desde tiempos inmemoriales, viajamos, intercambiamos nuestros productos en recónditos lugares del mundo, esa es nuestra forma de vida y supervivencia. La homogeneización como visión estatal es lo erróneo. Imagínense pequeños artesanos y megaindustrias metidos en el mismo saco.  

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