Las plantas más utilizadas eran el
floripondio, guanto o chamico, la ayahuasca, el jaborandi, la granada y la
granadilla; el paico y el perejil como desparasitante, la retama para controlar
las hemorragias, la sábila para curar numerosas enfermedades; la calahuala, el
caballo chupa y la chuquiragua, para el hígado y riñones; la canela, el
ishpingo, la guayusa, para combatir dolores estomacales. Las hojas de capulí
para la artritis, dolores de cabeza y el cuello; el chulco para las verrugas;
las hojas de tabaco con sebo para traumatismos; la verbena para combatir la
fiebre; el frailejón como tonificante; la hierbabuena, la manzanilla y el orégano
para los dolores estomacales; la zarzamora para combatir el cólera; las hojas
de guayaba para la diarrea; el anís para los dolores estomacales; para la gripe
infusión de hojas de eucalipto tierno, endulzado con panela; el sauco como
antinflamatorio; la ortiga para depurar la sangre y mejorar la digestión.
Los “yachak”, ancianos especializados en
curaciones, tienen grandes conocimientos sobre las plantas medicinales de todas
las regiones geográficas del país, tomando en cuenta que el Ecuador alberga en
su entorno natural, una variedad muy extensa de tipos y variedades. Además de
los tratamientos al cuerpo físico con plantas, está el tratamiento a las
dolencias, a la alteración del equilibrio corporal y espiritual, mediante rituales místicos.
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