sábado, 25 de julio de 2015

La balanza

Bien o mal en algunos aspectos, el presidente Correa ha dado pautas a la clase política tradicional, de cómo se debe ejercer la primera autoridad del país; obviamente sin tomar en cuenta muchos de los excesos y arbitrariedades, que por hoy no vienen al caso ser nombrados. Por ejemplo, el deseo suyo de cambiar el país para bien, proyectada desde su slogan “con infinito amor”,  me parece que es genuina y sincera. Merece también sorpresa y reconocimiento innegable, la enorme energía desbordante del Primer Mandatario, puesta al servicio de su función.

Vale reconocer que la época correísta marcó  estabilidad política en los últimos años; se entendió la gran importancia de la interrelación de las ciudades y se modernizó la vialidad del país; de la misma forma se modernizó la deprimente situación de la función judicial, más que todo con la dotación de infraestructura decente y adecuada; se visibilizó y se reconoció desde los estamentos oficiales, a los diferentes grupos étnicos del país, incluido sus lenguas; la incorporación de la juventud y las mujeres al quehacer político, es otro de los logros. La incorporación de personas de los diferentes pueblos y nacionalidades al Servicio Exterior, como el comienzo de una representación real del país, es un hecho digno de reconocimiento. Por otro lado, aunque existan serios cuestionamientos a la creación de la Ciudad del Conocimiento Yachay, personalmente nunca dudé de su valía y se debería apoyar sin condiciones, la apuesta de cualquier  gobierno nacional, por la ciencia, el conocimiento y el desarrollo.

Exigir a sus ministros y subordinados, la agilidad requerida en la culminación de la obra pública, o el control personal a las entidades del servicio público; son acciones del Presidente que la población reconoce sin dudarlo. Seguro que existirán otros logros de la “Revolución Ciudadana”, pero para ser sincero, no me vienen más a la cabeza. Los aciertos y logros de cualquier gobierno, no deberían sorprendernos, porque para eso el pueblo los ha nombrado; más aún si para ello han contado con el mayor boom petrolero de la historia. Qué pena que los desaciertos del actual gobierno pesen muchísimo más que los aciertos. 

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