viernes, 24 de agosto de 2012

Un aliento a la política

La política en el lenguaje más sencillo es: normar, cumplir y hacer cumplir, todo esto en función de una convivencia provechosa y equilibrada dentro de un colectivo humano. Tristemente recuerdo el descrédito ganado por la política. En nuestro país por ejemplo hay un rechazo mayoritario a cuestiones políticas, y muchos prefieren incluso una dictadura que bien podría acercarse a una monarquía totalitaria, en vez de un sistema democrático. Una situación seriamente lamentable, que nos hace meditar sobre la falta de una cultura política, participativa y democrática en nuestro país.

Concordamos creo, con muchos cientistas sociales, que la madre de todos los males que aquejan dentro de una sociedad, no solo aquí en el Ecuador, sino en el mundo entero; es la mala calidad educativa, a la que yo añadiría la falta de sensibilidad en el ser humano. Al fin al cabo un ser educado, según mi análisis es más sensible, y no se haría problemas para convivir dentro de una sociedad, incluida sus limitaciones. La falta de educación nos sumerge en un mar de confusiones, a la hora de valorar la política, y nos hace confundir con la politiquería, donde están los malos políticos, los miopes, los corruptos, los que se embriagan con el vino del poder,  los alzamanos sin conciencia.

La política no es un mal necesario, es uno de los actos más nobles del ser humano, que nos hace diferenciar de los animales; es la madre del desarrollo y evolución de la especie humana. Como lo hemos escuchado mil veces, el hombre es un animal político y está predestinado a la convivencia colectiva. En este sentido todos somos sujetos políticos por el hecho de que interactuamos pluralmente y hemos aceptado o no, las normas de convivencia de nuestra sociedad o del entorno donde vivimos.

La política a pesar de que difícilmente logrará la comunión total, es positiva; y es un hecho que afectará nuestras vidas; por eso la importancia de que todos(as) nos inmiscuyamos dentro de esta ciencia social, para que nuestros dirigentes y gobernantes, no nos tomen por sorpresa.

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