sábado, 22 de abril de 2017

Del dicho al hecho, hay mucho trecho


Es muy común escuchar a la gente decir, que por hoy existen una serie de enfermedades como el cáncer principalmente y otras como la diabetes, la hipertensión, la gastritis, entre otras tantas, que cobran la vida de millones de personas en el mundo; y que antes no existían estas enfermedades, se repite. Se da una especie de condena a la modernización, la contaminación, el consumo de productos procesados, el sedentarismo, el uso de productos químicos en la agricultura, en fin al mismo tipo de vida estresada que tenemos en la actualidad. Se habla en el sentido de que antes la vida era mejor y que ahora estamos expuestos a todas estas calamidades de la modernidad. En parte podrían tener razón, pero más que dejarnos llevar por ciertas creencias que llegan a convertirse en mitos, vale conocer lo que realmente sucede en el mundo.

Primero debemos convencernos que antes al igual que ahora, todos se morían por diversas circunstancias, y eso por lo pronto no cambiará todavía, aunque se especula que el ser humano en el futuro podría vivir unos 150 años o más, o incluso que podría alcanzar la inmortalidad. Lo que hay que saber también es el hecho de que hace aproximadamente un siglo, la esperanza de vida por ejemplo en España, era apenas de 35 años de edad; por hoy el mismo país ostenta uno de los mayores índices, con una edad promedio aproximada de vida de 78 años para los varones y 82 años para las mujeres. Esto ilustra claramente, de que a diferencia de lo que sucede ahora, antes muchísimas personas no llegaban a viejos por la elevada tasa de mortalidad, especialmente por la muerte prematura, las enfermedades endémicas, guerras, falta de alimentos, la ausencia de medicamentos, entre otros factores. Antes eran muy pocos los privilegiados que llegaban a los 80 años. Por hoy con el avance de la medicina y el control de las enfermedades, la revolución agrícola y la baja intensidad de los conflictos bélicos, más un adecuado estilo de vida, la gran mayoría de nosotros podríamos disfrutar de una vida longeva. Mucho ojo: “Del dicho al hecho, hay mucho trecho”

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