viernes, 18 de septiembre de 2015

Un asunto de padres

Hay un momento en que la vida te sorprende, y al darse cuenta ya eres una madre o un padre primerizo. El hecho de criar hijos es una responsabilidad sumamente grande, a la que muchos de nosotros nos hemos enfrentado muy jóvenes, en mi caso particular debo confesar que a la edad de dieciocho años, ya era padre y miembro de una sociedad conyugal. En la tarea de brindar a nuestros vástagos una sana educación, cuenta mucho nuestra propia experiencia como hijos o hermanos, y así el legado ético y cultural de nuestros padres, tiene mucha incidencia a la hora de transmitir educación a nuestros pequeños. En el caso de los kichwas es un proceso en la que prácticamente participa todo el “ayllu”, entre ellos abuelos, tíos e incluso bisabuelos; convirtiendo así el asunto educativo de nuestros hijos, en un asunto colectivo familiar.

A medida que crecen nuestros hijos, el asunto “crianza” se va complicando un poco más, porque aparecen nuevos “actores” dentro de la tarea educativa; como son los amigos, la sociedad o llámese comunidad, incluso los mismos medios masivos de comunicación. En ese afán de ir zigzagueando las cosas negativas de la vida, como también la de ir adquiriendo conocimientos un tanto indispensables y específicos que nos ha marcado la sociedad, se hace digamos que imprescindible, la búsqueda de un centro especializado en educación, llámese escuelas, colegios, universidades, entre otros. A medida de nuestras posibilidades los padres tratamos de brindar todo lo mejor a nuestros hijos, poniendo énfasis en la educación; es así que tratamos de buscar el mejor centro educativo a la que asistirán una buena parte de sus vidas.

Con mi experiencia como padre de familia, debo confesar también que contrariamente a lo que se pueda pensar, no existen centros educativos que sean idóneos en su totalidad. La base para que nuestros hijos sean exitosos y personas de bien, se los implanta en nuestros hogares, en nuestros propios ayllus. Cualquier decisión sobre nuestros hijos, por más insignificante que sea, seguro que para bien o para mal, va a afectar sus vidas. La responsabilidad básicamente es nuestra.

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