jueves, 26 de marzo de 2015

¡Ya no más!

Dentro de los detractores y críticos de Rafael Correa  y el gobierno de Alianza País, está una amalgama de posiciones confusas y sui géneris; unos le acusan de no ser realmente un gobierno socialista de izquierda, con el argumento de que sigue el modelo extractivista y de sumisión a los capitales internacionales. Otros lo acusan de pregonar y tener la intención de establecer un Estado socialista y totalitario tipo Cuba o Corea del Norte. A pesar del fracaso del modelo socialista ruso y el declive del modelo capitalista occidental, parece que la pugna entre estas dos corrientes ideológicas de antaño, está todavía para largo.

Aunque muchos intelectuales califiquen al llamado Socialismo del siglo XXI, meramente como un populismo caudillista, que aglutina diversos sectores, incluso prominentes representantes de la llamada “partidocracia” y una cierta casta de políticos izquierdistas, que añoran y se aferran casi endémicamente a postulados y discursos caducos del siglo pasado, como un mecanismo de llegar al corazón del electorado; considero que en el caso de Ecuador, como no podía ser de otra manera, sí se han hecho cambios importantes, o por lo menos se ha tenido la intención de cambiar aspectos estructurales que nos mantenían como un mero país tercermundista y excluyente. Pero esto no le da derecho a nadie, a vulnerar nuestra democracia y más que todo nuestra Constitución, desde una oficina adyacente de Carondelet, o a santificar de una manera inconsciente, un caudillismo desnaturalizado y medieval en el Ecuador contemporáneo.

Cualquier ecuatoriano de una inteligencia media, puede darse cuenta de que la importante inversión social del gobierno actual, se debe exclusivamente al segundo boom petrolero que acaba de fenecer. Los cuantiosos recursos económicos de los últimos años, simplemente fueron gastados de una manera alegre y despreocupada. El cambio de la matriz productiva en el Ecuador, no pasa de ser una simple proclama política, y ahora sin recursos suficientes, mucho más. La democracia y las libertades en el Ecuador, está en entre dicho. ¡Por eso, tenemos el derecho de decir: ya no más!

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