viernes, 26 de enero de 2018

Los pasos de Lenín Moreno

Antes de las elecciones presidenciales, el temor más grande de una parte importantes de ciudadanos ecuatorianos, era la continuidad del régimen de la Revolución Ciudadana. El temor se fundamentaba en el despropósito gubernamental de los últimos diez años de Rafael Correa, caracterizado por un cúmulo de hechos nefastos que, por hoy muchos de estos, ya son de dominio general y no valdría repetirlo por enésima vez. Lenín Moreno del oficialismo ganó la presidencia, con un estrecho margen, en unas elecciones “sospechosas” y muy cuestionadas por la oposición. Todo parecía que el carácter blando del nuevo mandatario encajaría plenamente con los planes “oscuros” de Rafael Correa y su círculo íntimo. Muchos involucrados con la opinión pública, oportunamente instamos al nuevo gobierno en la persona de Moreno, a que asuma su papel y responsabilidad histórica frente al país, para sanear no solo la economía calamitosa, sino también recuperar la institucionalidad democrática y la lucha contra la corrupción y la impunidad, que habían campeado alevosamente durante los últimos años.

Por hoy, aunque podría haber algo de desconfianza, el presidente Moreno ha sorprendido a todos, incluso a sus propios excompañeros de partido; con su llamado a un gran “diálogo nacional” y la “cirugía mayor a la corrupción”. Ya descartada la presencia omnímoda de Correa en todos los poderes del Estado, y el llamado del nuevo mandatario a que las instituciones de control, actúen libremente y con responsabilidad, una avalancha de casos anormales en la administración pública, empiezan a develarse por doquier, incluso el vicepresidente de Rafael Correa está con sentencia judicial, por asociación ilícita y a la espera de otros cargos aún más graves. Si el presidente Lenín Moreno mantiene el sendero trazado en su lucha contra la corrupción, si efectivamente logra descorreizar el gobierno, con nuevos cuadros del mismo Alianza País, en especial el frente económico y la cancillería; incluso sin tener el éxito económico deseado, pasaría a la historia como un buen estadista, muchísimo mejor que su antecesor. 

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