Recuerdo cuando pequeño, teníamos una dieta completamente
diferente a la que tenemos en la actualidad. Alimentos propios cosechados con
nuestras propias manos, como las diferentes clases de maíz, papa, melloco,
fréjol, arveja, trigo, quinua, cebada, col, zampu –una variedad de calabaza-,
chocho, entre otros; constituían nuestra seguridad alimentaria. A pesar de ser
una dieta escasa en proteínas, podemos afirmar que era una dieta sana y
natural. Hoy con la presencia de productos alimenticios industrializados, nuestra
dieta ha cambiado peligrosamente, en desmedro de nuestra salud.
Sorprende los resultados de la Encuesta Nacional de Salud y
Nutrición, publicados el mes de diciembre pasado, porque aparentemente el
problema de la desnutrición de antaño, se ha transformado en un problema de la
gordura. Según este estudio, seis de cada diez ecuatorianos y ecuatorianas
entre 19 y 60 años, presenta sobrepeso u obesidad. Este problema tiene mayor
incidencia en las mujeres, donde el porcentaje aumenta a 65,5 puntos, mientras
en los hombres es de 6%. Parecería según estos resultados, que en el Ecuador ya
no se padece de hambre.
Últimamente se ha escuchado y han sucedido hechos muy
curiosos en nuestro país. Se habla del cambio de la matriz productiva, la
matriz energética, de transformación, de revolución, hasta de un patético
“milagro ecuatoriano”, incluso del “sueño ecuatoriano”, en remplazo del sueño
americano. Para completar, últimamente se ha visto un desfile de artistas y
grupos musicales de “ranking” mundial, como por ejemplo la banda Metálica.
¿Será que como país ya hemos abandonado esa denigrante categoría, de país en
vías de desarrollo? ¡Para nada! Aunque sí vemos cambios importantes, como
siempre debería ser; el tema de la obesidad en el Ecuador, es la mejor
radiografía social. A pesar de que nos hemos engordado, no hemos mejorado
nuestra calidad de vida; tal como indica el mencionado estudio, el 2.8% de
niños entre 5 y 11 años que tienen obesidad o sobrepeso, presentan
desnutrición. Una clara muestra de que las apariencias engañan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario