lunes, 28 de abril de 2014

Justicia o justicia

Hace poco en la provincia de Pastaza, en el Bloque 66 de la Amazonía ecuatoriana, dos contratistas de origen humilde que laboraban en un proyecto de agua potable, como parte de la empresa pública Ecuador Estratégico, fueron lanceados y asesinados por una familia waorani, que según parece sufrieron la muerte de un menor, por causas todavía no muy conocidas. El hecho indudablemente deja una estela de dolor en los deudos y familiares de estos dos trabajadores, que solo buscaban el pan para sus hijos.
Según la prensa el grupo waorani reaccionó de tal forma, luego de que un médico confirmara que su hijo llegó muerto, cuando lo llevaron a un centro de salud. Según voceros del gobierno, este grupo agresor no pertenece a poblaciones no contactadas, sino “son waos contactados y que han estado vinculados a los proyectos” de esta empresa.
Ahora el dilema es: ¿cómo se hace justicia en estos casos? Porque de hecho, sea cual fuere la situación o el lugar, la justicia debe primar en un Estado de derecho. Según la Constitución ecuatoriana, se reconoce a la justicia indígena como alternativa a la justicia ordinaria, sin especificar sus alcances, y de ahí surge el debate y la discusión, que la Asamblea Nacional debió hace tiempo haber discernido. La autonomía jurídica de los pueblos, nacionalidades y comunidades indígenas, es un logro importante; sin embargo es vulnerable a subjetividades en su aplicación y puede facilitar una impunidad desvergonzada. Recordemos el caso de una “violación” en Cayambe, donde el culpable solo fue bañado, según parece con flores.

Lejos de una fobia abierta hacia el derecho positivo, el derecho propio o llámese consuetudinario,  debe ser normado de alguna manera. En el caso de los waoranis involucrados en la pérdida de estas dos vidas, no sé si la cárcel o el azote sería lo más justo, pero si fuera un familiar de cualquiera de nosotros, no dudaríamos en pedir la más severa de las condenas, al final un asesinato es un asesinato.

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