viernes, 27 de enero de 2017

Aquel país de Alonso Otavalo Ango



Aunque según algunos historiadores, no existe la suficiente documentación para esbozar una certera historia prehispánica de los territorios del norte de Quito, se ha hecho desde el punto de vista científico investigativo, lo que se ha podido. Desde el siglo XVI, varios autores coinciden en poner en relieve la unidad étnico-cultural de los pueblos indígenas o grupos sociales que habitaron el área geográfica interandina, comprendida entre los ríos Guayllabamba en dirección sur, y el río Chota en el norte. Aunque el espacio es serrano en su mayor parte, se conoce con claras evidencias, que existieron ramificaciones hacia la costa por pasos como las de Lita e Intag, y hacia la Región Amazónica por las cuencas de los ríos Cofanes y Oyacachi. Esto evidencia una afinidad social, cultural y económica muy nutrida en el área de influencia de Otavalo. Aunque algunos autores descartan la existencia de una unidad política, sin descartar claras tendencias hacia la consolidación de esa unidad, más que todo en el momento de enfrentarse a los invasores incas, bajo la jefatura militar del curaca cayambi, Maxacota Puento; sabemos que sí existía una conciencia de unidad, de identidad, y por qué no decirlo, una conciencia de nación.

Ya en la época colonial, es importante identificar y destacar al cacique de Otavalo, Don Alonso Otavalo Ango, quien en 1536 se reunió con otros caciques en la residencia que tenía en la Villa de San Francisco de Quito, para dar eco y unirse a la sublevación de Manco Inca contra los españoles, que se había suscitado en Cusco. La idea era atacar y matar a los españoles residentes en Quito, a sus sirvientes y allegados indígenas. Esta sublevación del líder otavaleño, fue truncada por la acción de Doña Isabel Yurucpalla, quien fuera una de las principales mujeres del Inca Atahualpa y que por la fecha convivía con el conquistador Juan Lobato de Sosa, a quién le puso al tanto. La organización colonial, aunque prefirió mantener ciertos cacicazgos a su favor, demandó el movimiento de los conquistados, en reducciones, pueblo de indios, parcialidades, entre otras definiciones, que a la final terminó en el rompimiento estructural de las sociedades preincas y prehispánicas.

viernes, 20 de enero de 2017

Nuevo mercado, nueva oportunidad



Hace ya muchos años tuve la suerte de conocer el Mercado Central de Santiago de Chile, inaugurado en 1872 y considerado en el 2012 por la revista National Geographic, como el quinto mejor mercado del mundo. Llama mucho la atención su estructura arquitectónica neoclásica de hierro fundido, la variedad de productos alimenticios frescos que ofrece, entre ellos productos del mar, y más que todo, los pequeños restaurantes ubicados en su interior, de reconocida calidad gastronómica.

Traigo a colación esta historia, a razón de que en Otavalo ya se encuentra en funcionamiento el nuevo Mercado 24 de Mayo, y es preciso hacer notar que los comerciantes y vendedores de alimentos, realmente tiene una nueva oportunidad, para poder posicionar este centro de abastos, como uno de los mejores del país. ¿Cómo? Ahí va la receta: primero, el aseo; el tema más importante en cualquier mercado o lugar de afluencia. Si el lugar es sucio, con basurales por doquier, con déficit de higiene y presentación en la venta de alimentos, irán gente sí, pero poca. Por eso es importante no tomar este tema a la ligera, el lugar debe estar impecable con brillo en los pisos; para esto debe haber personal especializado. Debe haber también un control permanente que certifique la calidad y la higiene de los alimentos y vendedores, además deben usar uniforme blanco. Debe abrirse un programa permanente de capacitación en gastronomía, atención al cliente y temas afines. Se debe reeducar a los usuarios en el tema de la basura, incluso con algún tipo de sanción si es preciso.

No sabemos por qué obviaron la instalación de gradas automáticas, pero se debe buscar una solución al tema. En fin, confiamos que las autoridades municipales y usuarios de esta importante obra, sabrán ir solucionando para que este mercado ocupe aquel lugar importante que se merece, sin envidiar a ningún mercado del mundo. Es una nueva oportunidad para todos, no la desperdiciemos.

domingo, 15 de enero de 2017

Nuestro atuendo de gala


Con el inicio de un nuevo año gregoriano y el devenir de las fiestas de Carnaval y el Pawkar Raymi, comienza también para los kichwa-otavalos la “temporada alta” de los compromisos sociales; me refiero la época dedicada a los “raymis” familiares. Esto se debe en parte, al retorno de los comerciantes kichwas viajeros, principalmente del norte, que esquivando el frío invernal y la desaceleración del comercio, aterrizan en su país de origen. Es conocido en el sector de Otavalo, que a más de las festividades públicas, se realizan un sinnúmero de matrimonios, bautizos, wasipichay´s, confirmaciones, entre otros. Realmente es temporada alta en la zona, si se habla de la venta cerveza, licores, alquiler de carpas y sillas, contratación de grupos musicales o discos móviles, la demanda de alimentos propios y la venta de indumentaria tradicional.

Vestirse de gala Kichwa en su gama tope es realmente caro. Podría representar un gasto de 800 a 1000 dólares para los varones, y en el caso de las mujeres se podría extender más allá de los 2000 dólares, por el uso finos paños, joyas y manillas de coral antiguas; pero en los dos casos, se puede ajustar a un presupuesto más limitado. La vestimenta tradicional Kichwa-otavalo, llámese formal o de gala, se destaca por su sobriedad y elegancia, ocupa un lugar privilegiado entre la vestimenta tradicional de otros pueblos hermanos. Es muy importante para la revitalización cultural de nuestro pueblo, seguir utilizando el atuendo propio, por lo menos en espacios formales, festivos o de gala. La cultura se alimenta y se nutre de la vivencia cotidiana, del respeto y apego a sus expresiones y costumbres, del ejemplo que sembremos en nuestros hijos y nietos, no bastaría con proclamarla y quedarse pasivos. Los kichwas en general, al vestirnos de gala, reivindicamos el orgullo de pertenecer a un pueblo con identidad e historia, ratificamos el respeto a nuestros padres y antepasados, que supieron mantenerse en firme a su legado. Al expresarnos como runas, sencillamente demostramos algo de sabiduría.

sábado, 7 de enero de 2017

Poder Judicial maniatado

No existe peor mal que la Justicia esté en total dominio y control del gobernante de turno. Una justicia como instrumento de persecución a la disidencia y garantía para la perpetuación del poder que ostentan. Realmente es una aberración a la democracia que sojuzga a sus propios conciudadanos, permitiendo las peores arbitrariedades e injusticias; esto a la vez se transforma en caldo de cultivo para la rebeldía y la insurrección. Puede ser seguramente el combustible que ha iniciado los mayores conflictos internos alrededor del mundo. Por eso la necesidad de adoptar aquel principio desarrollado hace ya siglos, por el pensador francés Montesquieu, la división de poderes dentro de un Estado: Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Pero la división y la autonomía de poderes más que un enunciado constitucional, debe ser efectiva y práctica. De ahí la necesidad de construir una institucionalidad democrática fuerte y duradera.

Las sociedades modernas y sus democracias, que por cierto no son totalmente perfectas, han adoptado en sus constituciones políticas, este principio de división de poderes, para garantizar de alguna forma la independencia de estos poderes del Estado. De esta manera se pretende garantizar que cualquier ciudadano o ciudadana, desde el más humilde obrero hasta el presidente de la república, esté sujeto a las leyes del país en igualdad de condiciones. Eso garantiza que incluso los más poderosos obren de acuerdo a la ética y normas legales que rigen una sociedad. Existen países en donde se han sentado a presidentes en el banquillo de los acusados y han sido juzgados. Pero también existen países totalitarios o con esa tendencia, donde el poder judicial está pintado al capricho y servicio del caudillo de la época. En el último de los casos existe la propensión de llenar las cárceles más que con delincuentes, con opositores políticos. También pueden maniatar al Poder Judicial para que sus cogobernantes y afines al régimen de turno, sean exonerados de algún delito, dando riendas sueltas a la impunidad. De ahí la necesidad de reconstruir un Poder Judicial totalmente independiente. Debe haber una forma.