viernes, 29 de mayo de 2015

Libertad: un legado nativo

¿Quién podría imaginarse que el principio de libertad, establecido como un paradigma de avanzada, en la formulación de la Constitución de los Estados Unidos en 1787, sea una herencia nativa americana? Rememoremos, que a pesar de que el concepto de democracia y república fue un baluarte intelectual de la cultura grecorromana, Europa en aquella época, recién intentaba salir del oscurantismo de la Edad Media, período marcado por el fanatismo religioso, el retroceso del pensamiento y el florecimiento de pequeños reinos despóticos. Cuando los franceses y los ingleses llegaron a tierras norteamericanas, lo hicieron huyendo de todos estos males y más que todo por falta de libertades; situación que incluso se agravó ya en tierras americanas, con el nuevo sistema colonial, que eran aún más coercitivas y clasistas.

Las naciones indígenas de la costa este norteamericana, muy nutridas poblacionalmente por cierto, fueron los pueblos libres que se encontraron los blancos recién llegados: una personificación de autogobierno democrático tan extremada, que algunos historiadores y activistas  creen, que la Constitución estadounidense fue inspirada en la “Gran Ley de la Paz” de estos pueblos. “Los padres de la patria, al igual que la mayoría de los colonos, de lo que sería los Estados Unidos, estaban impregnados de los ideales de los indios, de su concepción de las libertades.” Anota Charles C. Mann. Tal como el mismísimo Benjamín Franklin y otros gestores de la nación estadounidense, precisaron que: “la vida de los indios, y no sólo dentro de federación haudenosaunee –coalición nativa- sino en todo el noreste, se caracterizaban por un nivel de autonomía personal totalmente desconocido en Europa.

Más acá, en Sudamérica, la cosmovisión de muchos pueblos precolombinos, tenía esa misma matriz, que recién científicos y antropólogos comienzan a entender, para poco a poco descartar la idea, de que aquí solo vivían tribus de poco impacto social y de impacto ambiental casi nulo; sino sociedades sumamente avanzadas, que sucumbieron casi hasta la extinción por las epidemias traídas por los europeos. La contribución de la América precolombina al resto del mundo, es absolutamente enorme, subestimada y todavía desconocida. 

sábado, 23 de mayo de 2015

El inframundo

A propósito de los rumores sobre la desaparición de menores y el tráfico de órganos humanos, una realidad a la que no podemos taparnos los ojos y mantener cierta incredulidad, como un mecanismo de defensa ante lo inhumano y lo espeluznante, vale recordar incluso a regañadientes, que bajo la aparente tranquilidad de nuestras sociedades próximas, en realidad sí existe lo oscuro, lo oculto, lo underground, lo peor de la naturaleza humana. Una de las plataformas tecnológicas utilizadas por el “bajo mundo”, es la internet. Cabe notar que esta interconexión global es inimaginablemente enorme, y el usuario común, personas como usted o yo, accede solamente al 4% de la web. ¿Pero qué se podría encontrar en el inframundo de la internet? En estos sitios están desde piratería hasta redes gubernamentales de acceso restringido. Recorrer estas páginas suele ser muy peligroso, porque por ahí están los piratas informáticos, están los servicios de inteligencia a la caza pederastas, extremistas, traficantes de órganos, armas y drogas. Y es aquí como dicen, donde como en ningún otro lugar, “se puede comprar fácilmente un menor de edad, o simplemente pagar para ver cómo decapitan en vivo a una persona”.

La desaparición de personas, el tráfico de drogas, los secuestros, asesinatos, asaltos y violaciones, contrastan preocupantemente con los esfuerzos de las autoridades encargadas de mitigarla, aquí y más allá de las fronteras.  Gente que quiera apropiarse amoral y arbitrariamente de los bienes ajenos, gente que quiera a costa de lo que sea saciar sus más bajos instintos, o los psicópatas sádicos con sed de sangre y muerte, difícilmente se extinguirán; de ahí la necesidad de construir estados con estructuras democráticas fuertes que garanticen a sus ciudadanos todos y todas, seguridad –personal y jurídica-, justicia y una convivencia pacífica y solidaria. La tarea de construirla no está supeditada a una sola persona, sino a la sociedad en su conjunto.    

viernes, 15 de mayo de 2015

Obra paralizada

Seguramente los partidarios del alcalde anterior de Otavalo dirán: ¡bien hecho por no reelegir al señor Conejo! Pero debo hacer notar a la opinión pública, de manera particular a todas y todos los otavaleños, que los trabajos para la consecución del nuevo mercado de Otavalo están paralizados desde hace varios meses. Los diecisiete millones de dólares invertidos hasta ahora en esta obra de infraestructura, pertenecen a todos quienes vivimos en este cantón, en términos chabacanos “es nuestro cushqui”. Cada hora, cada día que pase abandonada esta obra, es una pérdida de recursos económicos, dinero improductivo, “plata botada”; imaginémonos solo los intereses que generarían estos millones, si estuvieran invertidos en un banco por ejemplo.

En las declaraciones de los funcionarios de la actual administración, se limitan no sé si demagógicamente, a decir que todas las obras pendientes de la anterior administración serán concluidas, que la demora en el nuevo mercado de Otavalo, se debe a un desfase presupuestario, en fin, algunas justificaciones. Hay que notar que ya ha transcurrido un año desde la asunción del actual gobierno cantonal, liderado por el abogado Gustavo Pareja, sin embargo no se ha visto el inicio o la conclusión de alguna obra de relevancia; esto hasta podría ser entendible dentro del periodo de acoplamiento administrativo de los no tan nuevos funcionarios.

Por otro lado, la demora y el caos en la circulación vehicular, incluida la peatonal, en la ampliación de la vía de circunvalación de Otavalo, es de alto riesgo y tajantemente inaceptable. Temo decir que la capacidad y la responsabilidad de los funcionarios municipales, está a prueba, y por el bien de la ciudad y el cantón, auguramos que estos retos sean superados. La ciudadanía otavaleña tiene paciencia y consideración hacia sus autoridades, pero esa paciencia podría agotarse, si el ritmo de trabajo de los actuales funcionarios del Municipio de Otavalo, se desdeñan de la premura que debe existir en nuestros gobernantes, en cuanto a solución de los problemas más agobiantes que nos aquejan como ciudadanos. 

lunes, 11 de mayo de 2015

Derecho histórico

Es sabido que a ningún país del mundo, amparado en el clásico discurso del nacionalismo y soberanía, le gustaría ceder un centímetro de “su territorio”. Algunos con más fundamentos que otros, las naciones siempre desbordarán fervor y apoyo popular, en cuanto a este tema. Muchos ya tuvimos que vivir, el drama del último conflicto bélico suscitado, hace ya más de veinte años entre Ecuador y Perú. En aquella ocasión la cita célebre del Presidente ecuatoriano Sixto Durán Ballén fue: “Ni un paso atrás”. En asuntos de territorio, creo que más prevalece el derecho y la jurisprudencia internacional, antes que la justicia y el derecho histórico.

Traigo a colación esta pequeña reflexión, a propósito del reclamo boliviano de una salida soberana al Océano Pacífico. Remontándonos en los confines de la historia, hace muchísimo más de un milenio, que la cultura o Reino de Tihuanaco, originaria de las regiones bolivianas del Lago Titicaca, se expandía hasta las regiones sur y norte, de Perú y Chile respectivamente. Incluso ya en época republicana, el Estado boliviano se configuraba como debía de ser, hasta el Pacífico. En 1878, Hilario Daza, hijo ilegítimo de un acróbata italiano, quien después llegaría a fugarse del país con el erario nacional, llegó al poder en Bolivia; quien incremento los impuestos a las minas de guano, en manos chilenas, que el anterior gobernante había prometido no hacer. Chile irrumpió con su ejército la zona, llegando a ocupar incluso parte del territorio peruano. Con el tiempo, finalmente Chile devolvió parte de la zona ocupada a Perú, pero esto no sucedió con la parte boliviana.

Es pertinente y extraordinariamente justo, que Chile sin condicionamiento alguno, ceda  una salida soberana y proporcional, al Estado Plurinacional de Bolivia al Océano Pacífico, para que esto permita marcar paso, por las sendas del progreso, en las que se ha fijado ahora; para que pueda también este país hermano, abandonar su estigma de uno de los países más pobres y atrasados del continente.