viernes, 29 de abril de 2016

¡Eso somos!


Bien lo decía Alexander Humboldt, famoso geógrafo y explorador alemán nacido en 1769, que “Los ecuatorianos son seres raros y únicos: duermen tranquilos en medio de crujientes volcanes, viven pobres en medio de incomparables riquezas y se alegran con  música triste.” Más allá de formular suposiciones sobre el origen de esta extraña personalidad del ecuatoriano, en las que se involucran las particularidades del “indio” y del “ibérico”, creo que no existe un estudio y una conclusión científica sobre este tema. Pero los ecuatorianos y ecuatorianas –para ser inclusivo- estamos ahí: orgullosos, vivarachos, eternamente alegres, gastadores, sumisas, miedosos, habladores, confiados, bravos, masoquistas, entre muchos otros epítetos buenos y malos. Claro que no todo es color de hormiga y vale reconocer la valía absoluta de cuantos hombres y mujeres, que más allá de un estatus académico, gozan de un buen sentido común, y en forma anónima o pública, han hecho aportes positivos al país.

Un dilecto compañero me compartía sus experiencias vividas por la costa, a raíz de la catástrofe ocurrida hace poco, y concluía que él viene totalmente decepcionado de las personas, de la humanidad, en este caso supongo de los ecuatorianos. La entrega y recepción de donaciones a los afectados del terremoto del pasado 16 de abril, según pude entender estaba caótico. Corrupción de ciertos funcionarios, improvisación, gente acaparando ayudas, políticos aprovechadores que más que ayudar querían su foto o salir en los medios, y más desavenencias, se pudo notar en esta crisis humanitaria. A pesar de esto, también enfatizaba mi compañero, la presencia de héroes que realizan un trabajo sacrificado y desinteresado entre los damnificados de la costa. Esto somos los ecuatorianos, seres complejos e inmaduros en busca de esa luz, que nos conduzca realmente hacia el buen vivir. 

jueves, 21 de abril de 2016

Otro terremoto y el mismo cantar


Aunque el presidente Correa se aferre tozudamente a que en el país no existe ninguna crisis, las últimas medidas nos conducen a pensar, que al igual que en 1987, casi estamos en la bancarrota. El 5 de marzo de ese año, hace como unos 30 años atrás, el norte ecuatoriano sufrió un terremoto de similares característica al ocurrido el sábado pasado 16 de abril. Recuerdo en aquella ocasión, aproximadamente a las nueve de la noche, habíamos con nuestra familia terminado de cenar, cuando escuchamos un aullido generalizado de perros y un extraño rugir de las entrañas de la tierra, enseguida vino ese impresionante sismo que prácticamente nos dejó perplejos y paralizados; se fue la luz eléctrica y nos quedamos a la luz tenue de algunas velas; esperamos un tiempo y al convencernos que todo se había calmado, fuimos a descansar pero con temor, cuando a las once de la noche aproximadamente, un terremoto de 6,9 de magnitud, nos sorprendió en pleno sueño, ante el cual salimos despavoridos de nuestras viviendas.

El epicentro que había sido cercano al volcán Reventador, afectó ciudades como Baeza, Ibarra, Otavalo y Cayambe; el país como ahora, no estaba bien preparado para un flagelo como este, donde perdieron la vida alrededor de mil personas y se afectó el único oleoducto del país, en un tramo de 70 km. Las coincidencias con el desastre actual son enormes, si bien durante el año 1985 la economía creció, la caída del precio del barril a USD 12, había puesto al gobierno en serios problemas fiscales que incluso había dejado de pagar su deuda externa, no tenía acceso a financiamiento por estar en moratoria y no tenía ahorros. Además ocurrió después de la visita de un Papa, en aquella época Ecuador estaba gobernado por León Febres cordero, otro guayaquileño que se creía ser dueño del país. 

jueves, 14 de abril de 2016

Elysium y Trump


La película de ciencia ficción Elysium, del director Neill Blomkamp, filmada básicamente en Canadá y México, es una crítica abierta a la política migratoria de los países desarrollados y a las inequidades abismales que arrastra la humanidad. La trama del filme detalla la deplorable situación social y ecológica del planeta Tierra en el año 2154, donde los ricos y poderosos viven en una estación espacial en forma de toroide llamada Elysium, una enorme estructura circular que con sus mansiones y canchas de golf, orbita nuestro planeta. Los pobres no pueden llegar a aquel lugar y disponer de la más alta tecnología, para de un clic remediar sus enfermedades. Los intentos de una resistencia terrícola valiente, por llevar refugiados enfermos a Elysium, recuerda mucho a los balseros cubanos en su camino a Estados Unidos, o a los miles de refugiados del Oriente Medio, que por huir de la guerra intentan llegar a una Europa que cierra sus puertas ante sus narices.

Esta analogía es perfecta a lo que sucede por hoy en la campaña política hacia la Casa Blanca. Las intenciones del candidato republicano Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos, de construir un muro en toda la frontera mexicana y hacer pagar a México de su costo, es en gran medida una desfachatez, donde la realidad supera a la ficción. Este señor debería recordar que su caucásico linaje, en su época también debe haber sido, un temeroso inmigrante. Los mexicanos, a los que Estados Unidos les arrebató casi la mitad de su territorio a mediados del siglo XIX, tendrían más derechos que él, de poder regresar a sus antiguas posesiones.

Si las injusticias y las inequidades se acentúan más entre los países del orbe, no habrá fronteras ni murallas, ni Elysium que resistan el clamor y la furia de un pueblo marginado. Ya es hora de que los líderes mundiales encuentren una fórmula adecuada, para establecer un orden mundial más equitativo y pacífico.

viernes, 8 de abril de 2016

domingo, 3 de abril de 2016

La experiencia del cabildo kichwa


Por diversas circunstancias, somos tantos los kichwas que vivimos dentro de la ciudad de Otavalo. Muchos de nosotros conscientes de la necesidad de conformar una representación dentro de la ciudad, nos esforzamos en conformar legal y jurídicamente la Comunidad Kichwa de Otavalo, representado por su cabildo. Podríamos decir que fue un acontecimiento local que se sintió a nivel regional, nacional e incluso internacional, dada la inusual situación de un gobierno comunitario indígena que reivindica sus derechos dentro de una urbe. El propósito básicamente se resume en la consolidación de un desarrollo sostenible con identidad kichwa, que sería también en el fondo uno de los objetivos del Estado Plurinacional.

Estamos consciente de que la globalización y básicamente la evolución social de la humanidad, nos conduce irremediablemente hacia una cultura universal; pero es nuestro deber y el deber de cada persona consolidar con fuerza su herencia cultural, que es lo que todavía nos identifica y nos diferencia de otras entidades étnico-culturales al rededor del mundo. Al final del tiempo de las culturas, seguro que sobrevivirán los grandes valores andinos y runas, como parte fundamental de esa cultura universal.

Un proceso social y organizativo, obviamente es un proceso político, y como tal sujeto a múltiples desavenencias que el líder debe saber sobrellevar, en este caso a pesar de la incredulidad o la indiferencia de la gente, lo hemos asumido con responsabilidad. La experiencia del Cabildo Kichwa, nos ha alimentado como personas, más aún como entes políticos dispuestos a asumir lo que el destino o la comunidad nos ponga en reto. Los espacios políticos organizativos se las construyen y se las asume, no como un bien particular, sino para que las nuevas generaciones se vayan apropiando de estos en beneficio del pueblo.

Nos llenamos de sano orgullo haber sido parte de este caminar, de haber podido contribuir con nuestro tiempo, con nuestro conocimiento, con nuestra modesta visión. Ahora tenemos la plena confianza en los compañeros y compañeras que con gran entusiasmo han tomado la posta del Cabildo Kichwa de Otavalo. Mientras tengamos nuestro aliento de vida y la lucidez de nuestros pensamientos, estaremos ahí, señalando el sendero.