viernes, 28 de octubre de 2016

El kichwa en la política

Varios términos kichwas como, mashi, yachak, amauta o el célebre “sumak kawsay”, han sido de alguna forma denigrados por su mala utilización en la política. Por ejemplo el término “mashi” es utilizado despectivamente por cierto sector de la prensa, para referirse al Presidente de la República. Para reforzar el conocimiento sobre el significado de estas palabras de nuestra lengua madre, repasemos nuevamente. Mashi, es un término recuperado del kichwa, significa amigo, compañero, se comenzó a utilizar o reutilizar en los años 80 del siglo pasado, cuando se propició la recuperación de la pureza de nuestro idioma, que por entonces y hasta ahora, se lo hablaba terriblemente mezclado con el castellano, a lo que los lingüistas lo denominaron “quichuañol”.

Yachak es un término o un título para referirse a las personas que tienen el conocimiento para efectuar las curaciones y los rituales místicos en el mundo andino. Ancianas o ancianos muy respetados de las comunidades kichwas hasta hace unas décadas. Hoy cualquier persona que pueda montar un altar y que se ha aprendido un pequeño discurso sobre Pachamama, se las funge de yachak. A propósito debería existir una cofradía iniciática con los verdaderos maestros yachaks que puedan avalar el proceso de aprendizaje de los escogidos, así se descartaría la “folclorización” en la que se ha caído en este tema.

Amauta, literalmente significa sabio o sabia, personaje que a más de tener un alto conocimiento, tiene el don de la sabiduría. Estimo que ya casi no existen amautas, quizá menos que los dedos de las manos. Sumak kawsay, este término muy utilizado en los últimos años, incluso llevado a los altares de la política, simplemente significa “vida plena”. Toda la literatura santificada sobre el sumak kawsay, creo que corresponde a politólogos trasnochados en la búsqueda de nuevos paradigmas, que les permita renovar su discurso.

viernes, 21 de octubre de 2016

La maldición del papeleo

Se esperaba que con la creación de la Agencia Nacional de Tránsito, de competencia civil, se iba a sepultar de una vez por todas, el viacrucis de la tramitología de la matriculación vehicular. Ahora que la competencia se ha trasladado a los municipios, creo que seguimos de mal en peor. Increíble en un mundo que cada vez está más automatizado con las nuevas tecnologías, un mundo que incluso quiere ya dejar el papel físico por cuestiones ambientales.

Para actualizar el ansiado permiso de circulación anual, de vehículo particular, este es trámite que seguí desde Otavalo: Entré al sitio de internet para coger el turno, me salió un mensaje de “página en mantenimiento” o algo así; me trasladé a la Agencia Municipal de Tránsito a ver si ahí me podían ayudar con el turno, recibí la respuesta de que la página estaba en mantenimiento y que debía coger el turno para Ibarra, y así lo hice. Después “cola” para pagar en el banco, después trasladarse al municipio para pagar el valor al Gobierno Provincial; después trasladarse a la Municipalidad de Ibarra para sacar el certificado Sismert, otra espera y otra “cola”. Sacar copias de cédula, matrícula, etc. Por fin la revisión vehicular, chévere. Con la revisión coger un turno con el guardia para ser atendido, me tocó creo el 84, cuando recién seguía el número cuarenta y tanto. Unas dos horas de espera, mejor que fui a regresar almorzando. Casi me quedo afuera, habían cerrado la puerta. Por fin del patio ya nos hicieron pasar a algunos, nos pudimos sentar adentro. La espera dentro de la Agencia fue amena, había una especie de “pasarela de belleza”, entraban y salían con los papeles, me imagino que eran para el jefe o jefa, quién tenía que firmar. Bien, por fin llegó mi turno; después seguir esperando hasta que entreguen el documento. Medio día para el trámite, y eso con todos los documentos listos. Esta gestión debería remitirse solamente a dos actos: Pago y revisión.

viernes, 14 de octubre de 2016

Feliz aniversario

Gracias a las nuevas tecnologías, ahora se puede escuchar en cualquier parte del mundo y quizá fuera del planeta. Me refiero a Radio Ilumán, recluida en el 96.7 del dial FM; que el día de mañana 15 de octubre, como lo ha hecho varias veces por motivo de su aniversario, va a “botar la casa por la ventana”, con un extenso programa artístico cultural, donde se prevé la presentación de Alaska, grupo musical peruano del género cumbia sureña. Como dice el dicho popular no todos los días se cumple los 16 años, más aun siendo una radio emisora precursora de la cultura y el idioma Kichwa en el norte ecuatoriano. Pero muchos no habrán escuchado de esta radio, porque su cobertura abierta es limitada, no tanto por situaciones propias, sino por cuestiones de trámites, concesiones y permisos oficiales, que por hoy las suple ese invento tan maravilloso, como lo es la internet.

Recuerdo cuando fui parte de este medio de comunicación en sus inicios, existían muchas limitaciones que fuimos superando con un trabajo de minga, de buena voluntad y el amor que profesamos algunos por la comunicación. Se ha avanzado mucho en el tema de la música popular, la música andina y más que todo la reivindicación del Kichwa como un idioma que trasciende lo doméstico, para convertirse en un idioma oficial de interrelación social e incluso académico. Obviamente que hay que ir superando algunos retos, como conseguir estándares de calidad altos, no solo en el aspecto técnico-comunicativo, sino incluso en el aspecto empresarial; estamos seguros que así lo harán.  Muchos, entre jóvenes y maduros, hombres y mujeres, hemos puesto nuestro aporte en este medio, pero más que todo hay que reconocer el trabajo incansable de su mentor y director por varios años, mi buen amigo el mashi Gonzalo Díaz. ¡Feliz aniversario Radio Ilumán!

viernes, 7 de octubre de 2016

Proceso de paz


Los resultados del plebiscito refrendatorio de los acuerdos de paz entre el Gobierno colombiano y las Farc, más que un golpe a la política pacifista del presidente Santos, sorprendieron al mundo entero. La negativa del pueblo colombiano se impuso muy apretadamente, a la voluntad de terminar de una vez por todas con este conflicto bélico, que ya va por medio siglo de duración, con las debidas consecuencias graves que genera una guerra interna en cualquier país del mundo. Se podría relucir varios factores para semejante resultado: uno, la campaña por el no, del expresidente Álvaro Uribe, que representa la expresión viva de ciertos sectores de la extrema derecha colombiana, que cuestionan los acuerdos logrados en la Habana Cuba, por según ellos, otorgar demasiadas concesiones a la guerrilla. Dos, la poca participación ciudadana en el proceso electoral. Recordemos que en Colombia el voto no es obligatorio y se puede notar que solamente alrededor del 50% de los votantes calificados, participan en este tipo de procesos, lo cual hace concluir que un amplio sector de colombianos, de los sectores populares y periféricos que sufren o sufrieron crudamente los embates del conflicto armado, no pudieron refrendar su decisión en voto, sobre este tema.

No se puede interpretar arbitrariamente este resultado, como la elección del pueblo colombiano por la guerra. La decisión es un llamado de atención para que los involucrados revisen nuevamente este acuerdo y se replantee las resoluciones. Es sumamente necesario que los líderes de las partes, asuman con delicada responsabilidad, el alto al fuego bilateral y no escatimen esfuerzo alguno, para definitivamente lograr la paz en el vecino país hermano. El reto político y la responsabilidad histórica  para el presidente Santos, es monumentalmente enorme.