viernes, 31 de agosto de 2012

Vientos de paz



Hace más de veinte años cuando acababa de graduarme en la secundaria, al igual que muchos jóvenes de la época, dado el carácter romántico y rebelde propio del mocerío  incipiente, y dado también a las recientes luchas revolucionarias en Centroamérica, incluso la intentona revolucionaria de Alfaro Vive Carajo en nuestro país; tenía serias aspiraciones de enlistarme en las filas de la afamada guerrilla de las FARC. Aprovechando los viajes de mi progenitor por el oriente colombiano, y con el objetivo de conocer de cerca aquellos inhóspitos parajes donde operaba la insurgencia colombiana, me embarqué en un recorrido que duraría varias semanas. En el oriente colombiano, como en los departamentos de Putumayo, Meta, Guaviare, entre otros; el ambiente difería al que reinaba en el extremo sector metropolitano del país. Existían pueblos y provincias enteras donde no se “sabía” de la existencia del Estado colombiano; y claro, ahí se comía bajo la ley y el orden de las FARC, que lo controlaban todo. Ventajosamente decliné de mis aspiraciones revolucionarias, y ahora después de un lento proceso de madurez ideológico-político, me identifico plenamente como un demócrata de centro izquierda.

La insurgencia nace como una respuesta al acaparamiento del poder por cierto sector de la sociedad, o por un caudillo. Los zares en Rusia, la dinastía imperial en China, Batista en Cuba, Somoza en Nicaragua, liberales y conservadores en Colombia; para citar algunos ejemplos. La insurgencia a pesar de que suene fabuloso dentro del lenguaje revolucionario, cobra muy caro; miles de muertos y desplazados, miles de millones en dólares perdidos, y lo que es más; un pueblo demacrado por la guerra en su psicología por muchas generaciones.

La noticia del presidente Juan Manuel Santos, de que su Gobierno ya ha iniciado acercamientos con la guerrilla de las FARC, para el tema de pacificación; ha levantado un entusiasmo generalizado. Aspiramos que a diferencia de otras negociaciones, esta sea la definitiva. Bienvenida la paz y la unidad a Colombia y a América Latina.

viernes, 24 de agosto de 2012

Un aliento a la política

La política en el lenguaje más sencillo es: normar, cumplir y hacer cumplir, todo esto en función de una convivencia provechosa y equilibrada dentro de un colectivo humano. Tristemente recuerdo el descrédito ganado por la política. En nuestro país por ejemplo hay un rechazo mayoritario a cuestiones políticas, y muchos prefieren incluso una dictadura que bien podría acercarse a una monarquía totalitaria, en vez de un sistema democrático. Una situación seriamente lamentable, que nos hace meditar sobre la falta de una cultura política, participativa y democrática en nuestro país.

Concordamos creo, con muchos cientistas sociales, que la madre de todos los males que aquejan dentro de una sociedad, no solo aquí en el Ecuador, sino en el mundo entero; es la mala calidad educativa, a la que yo añadiría la falta de sensibilidad en el ser humano. Al fin al cabo un ser educado, según mi análisis es más sensible, y no se haría problemas para convivir dentro de una sociedad, incluida sus limitaciones. La falta de educación nos sumerge en un mar de confusiones, a la hora de valorar la política, y nos hace confundir con la politiquería, donde están los malos políticos, los miopes, los corruptos, los que se embriagan con el vino del poder,  los alzamanos sin conciencia.

La política no es un mal necesario, es uno de los actos más nobles del ser humano, que nos hace diferenciar de los animales; es la madre del desarrollo y evolución de la especie humana. Como lo hemos escuchado mil veces, el hombre es un animal político y está predestinado a la convivencia colectiva. En este sentido todos somos sujetos políticos por el hecho de que interactuamos pluralmente y hemos aceptado o no, las normas de convivencia de nuestra sociedad o del entorno donde vivimos.

La política a pesar de que difícilmente logrará la comunión total, es positiva; y es un hecho que afectará nuestras vidas; por eso la importancia de que todos(as) nos inmiscuyamos dentro de esta ciencia social, para que nuestros dirigentes y gobernantes, no nos tomen por sorpresa.

martes, 21 de agosto de 2012

Rumiñawi yayapak kaway



Atik Pillawasu, may hatun sinchi runa
Kay llakilla pachakunapi kanta yuyarinchi
Kay puchukay punchakunapi kanta kayachinchi
Maytatak purinki, maytatak shamunki.

Tayta Rumiñawi, may hatun samiyuk runa
Tukuy runakunata wakaychik tayta
Tukuy llaktakunata tantachik yaya
Maypitak kapanki, kaypichu kapanki.

May sumak Inka tayta, may kuri kitu runa
Ninapimi  hatun achilklla chinkarkanki
Wayrapimi hawata pawashpa riparkanki
Kutimuhupankichu, chayamuhupankichu.

Chinchansuyumanta ushayuk millay runa
Kaypika chinkashpami atinakunchik
Ashta mayta chaytami muspanakunchik
Kutimuy Atik, runa yuyayta achikyachi yaya.


viernes, 17 de agosto de 2012

Otavalo para el mundo









































Radares y twitter


En muchos de mis pedidos para remediar los abusos, siempre he clamado por el control. Exactamente: ¡control! En este sentido aplaudo el control a velocidad de los automotores, que se ha iniciado en estos días. Siempre debió ser así. Pero este acto de buena fe tiene un traspié, que es el tipo sanción para los contraventores; considero la sentencia de prisión para el infractor, como desmesurada y hasta se podría decir poco meditada. Leyes apresuradas reflejan la naturaleza de sus legisladores.

Como en el famoso caso de los chalecos reflectivos para los motociclistas, que a la final resultó un fiasco; las famosas sanciones a los conductores que excedan los límites de velocidad, necesariamente deberán ser revisadas a conciencia. A esto se suma la deficiencia técnica en la señalética dispuesta en las vías, para muestra un ejemplo: En la autovía Otavalo-Ibarra, a la altura del Colegio Quinchuquí, de una velocidad permitida de 90 km/h, cambia abruptamente a 30 km/h, y a unos metros de esta señal hay otra que señala 100 km/h como velocidad permitida a los livianos. Toda una confusión.

Ante disposiciones y leyes autoritarias, siempre habrá también respuestas de resistencia de parte de la ciudadanía; como en el caso de guayaquileños y cuencanos principalmente, que ante la presencia de los fotorradares, los conductores alertan de su presencia a los demás, a través  de las redes sociales como el twitter. La pena de cárcel es lo que ha generado esta sui géneris solidaridad twitera, si las penas hubiesen sido de multa y puntos, como en otros países, estoy seguro que esto no hubiese pasado. Además esto de utilizar internet a través de los teléfonos inteligentes mientras conducen, representa otro peligro mayor, pues esta práctica llama a que los conductores revisen sus celulares a cada momento. Pero ya se ha escuchado algunas “mentes lúcidas”, pedir sanciones a los que utilizan el internet en este sentido. En mi caso, prefiero ver en la cárcel a delincuentes alevosos, antes que a conductores contumaces.

Diario El Norte - 17/08/2012

Atardecer en el cerro Cotacachi


sábado, 11 de agosto de 2012

¿Asistencialismo o participación política?


Según el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), los pueblos indígenas poseen grandes y antiguos patrimonios culturales, y considera que hay una profunda interdependencia entre sus sistemas sociales, económicos, ambientales y espirituales. Sus conocimientos tradicionales y su comprensión del manejo de los ecosistemas son contribuciones valiosas para el acervo mundial. A pesar de ello los pueblos indígenas figuran al mismo tiempo entre los grupos más vulnerables, marginados y desfavorecidos del mundo. Es nuestro deber, dicen ellos, lograr que se escuchen sus voces, se respeten sus derechos y se mejore su bienestar. En el mundo hay más de 370 millones de personas que se definen a sí mismas como indígenas, las cuales están distribuidas en unos 70 países. Solo en América Latina hay más de 400 grupos, cada uno con su propia lengua y cultura. Sin embargo la mayor concentración de pueblos indígenas se encuentra en Asia y el Pacífico, quienes representan el 70% del total.

Los indígenas poseen un conocimiento de entorno natural profundo, variado y con raíces locales. Puesto que las tierras y los territorios indígenas tradicionales, albergan cerca del 80% de la biodiversidad del planeta, esos pueblos pueden desempañar una función decisiva en el manejo de los recursos naturales. Desafortunadamente los pueblos indígenas a menudo pagan el precio de ser diferentes, con la discriminación. Por siglos se han visto desposeídos de sus tierras, territorios y recursos naturales. Uno de los medios más eficaces para ayudar a los pueblos indígenas a salir de la pobreza; dice el manifiesto de esta organización, consiste en respaldar sus esfuerzos por dirigir su propio destino e iniciativas de desarrollo.

La interpretación en torno a los indígenas por parte del FIDA, en su forma general me parece acertada, sin embargo en  el caso ecuatoriano y andino, los pueblos originarios no solo clamamos por el asistencialismo, sino que exigimos una coparticipación política al interior de las estructuras estatales.

Artículo de opinión publicado en diario El Norte de Ibarra el 10/08/2012

viernes, 3 de agosto de 2012

¿Queréis revolución?


Siempre consideré mezquino y reaccionario la célebre frase del extinto cinco veces Presidente de la República, Velasco Ibarra; quien dijo: “¿Queréis revolución? Hacedla primero dentro de vuestras almas…” Ahora al percatarme de la actitud del típico ecuatoriano, sencillamente doy razón y lógica a esta acertada alocución.

Las miles de denuncias de ciudadanos, por falsificación de firmas presentadas por los partidos y movimientos políticos al Consejo Nacional Electoral, pone en entredicho no solamente la calidad moral de los políticos ecuatorianos; sino del conjunto nacional, desde la mirada internacional. Es una radiografía al Ecuador, expuesta al mundo. Sin ser pesimistas vale reconocer que los honestos y justos, hombres y mujeres altruistas y valiosas, son una especie en peligro de extinción en estas tierras.

El afán del Gobierno Nacional de dividir entre buenos y malos a los ecuatorianos, “buenos los que están conmigo y malos el resto”, no tiene piso, y su credulidad se remite solo a unos cuantos ingenuos verdes de la política nacional. Aparentemente se percibe un aire de cambio dentro del país; se cambian nombres, funcionarios, se ensancha el torpe aparato burocrático, mientras su eficacia sigue igual o peor que antes; sino como explicar el trabajo del Consejo Nacional Electoral, entidad encargada de verificar la validez de las firmas presentadas.

Es una pena ponernos la mirada hacia dentro de lo que somos, cada cierto tiempo, y darnos cuenta que estamos mal: leyes y penas desmesuradas, cortes subordinadas, medios perseguidos y otros utilizados sin el más mínimo pudor, expatriados por pensar diferente, el talento emprendedor truncado, el aparato productivo paralizado por un lado, por otro lado una oposición casi desquiciada acusando al gobierno de haberse derechizado o haberse volcado al izquierdismo radical. Todos contra nadie y todos contra todos. ¿Será que de músico, poetas y locos, todos tenemos un poco? Sea lo que sea, hace falta una revolución al interior de nuestras almas. 

Artículo de opinión publicado en diario El Norte de Ibarra - 03/08/2012