Siempre consideré mezquino y reaccionario la célebre frase
del extinto cinco veces Presidente de la República, Velasco Ibarra; quien dijo:
“¿Queréis revolución? Hacedla primero dentro de vuestras almas…” Ahora al
percatarme de la actitud del típico ecuatoriano, sencillamente doy razón y
lógica a esta acertada alocución.
Las miles de denuncias de ciudadanos, por falsificación de
firmas presentadas por los partidos y movimientos políticos al Consejo Nacional
Electoral, pone en entredicho no solamente la calidad moral de los políticos
ecuatorianos; sino del conjunto nacional, desde la mirada internacional. Es una
radiografía al Ecuador, expuesta al mundo. Sin ser pesimistas vale reconocer
que los honestos y justos, hombres y mujeres altruistas y valiosas, son una
especie en peligro de extinción en estas tierras.
El afán del Gobierno Nacional de dividir entre buenos y
malos a los ecuatorianos, “buenos los que están conmigo y malos el resto”, no
tiene piso, y su credulidad se remite solo a unos cuantos ingenuos verdes de la
política nacional. Aparentemente se percibe un aire de cambio dentro del país;
se cambian nombres, funcionarios, se ensancha el torpe aparato burocrático,
mientras su eficacia sigue igual o peor que antes; sino como explicar el
trabajo del Consejo Nacional Electoral, entidad encargada de verificar la
validez de las firmas presentadas.
Es una pena ponernos la mirada hacia dentro de lo que somos,
cada cierto tiempo, y darnos cuenta que estamos mal: leyes y penas
desmesuradas, cortes subordinadas, medios perseguidos y otros utilizados sin el
más mínimo pudor, expatriados por pensar diferente, el talento emprendedor
truncado, el aparato productivo paralizado por un lado, por otro lado una
oposición casi desquiciada acusando al gobierno de haberse derechizado o
haberse volcado al izquierdismo radical. Todos contra nadie y todos contra
todos. ¿Será que de músico, poetas y locos, todos tenemos un poco? Sea lo que
sea, hace falta una revolución al interior de nuestras almas.
Artículo de opinión publicado en diario El Norte de Ibarra - 03/08/2012
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