sábado, 22 de febrero de 2014

Política y naturaleza humana

Hablando de política se ha tratado de relacionar a la derecha con el mal y a la izquierda con el bien; nada más alejada de la realidad, si tomamos en cuenta a través de la historia, a los principales actores de la geopolítica mundial. Los hay claro está, los bien malos tanto en regímenes comunistas, nacionalistas, o regímenes liberales o capitalistas. El modelo de gobierno socialista o de izquierda, puede ser un modelo exitoso, siempre y cuando sea democrático, respetuoso de sus instituciones y de las libertades fundamentales del ser humano; si no es así, está predestinado al fracaso.

Debemos entender que la libertad es algo inherente al espíritu humano, que es la razón de su ser, y su privación sería una negación a esa condición  humana. La búsqueda de la libertad y el libre pensamiento, ha permitido el desarrollo y la evolución de la inteligencia humana, la cultura, la tecnología y las ciencias. El ser humano siempre buscará más, es su destino natural. El capitalismo y el afán de acumular riqueza, es un vicio de esa libertad que tiene que ser controlada por su propio beneficio, más no reprimida o totalmente negada.

Hablando de Venezuela, es evidente que el modelo socialista bolivariano, está predestinado al fracaso por su condición autoritaria, irreverente, torpe e improvisada. Si no cómo podríamos entender, que un país con las reservas de crudo más grandes del mundo, se sumerja en una de sus peores crisis económicas, con una devaluación monetaria estrepitosa. Ni qué decir de la inseguridad, en el 2013 se estima que hubo más de 24 mil victimas de muerte violenta. La corrupción generalizada en sus diferentes estratos sociales y políticos. Al igual que Chile después de la dictadura, la Venezuela de estos días se encuentra fraccionada gravemente. Ha quedado claro que los visionarios construyen desde las cenizas y los revolucionarios a veces, destruyen hasta las cenizas. Son pues estos trajinares políticos, los que dejarán grandes lecciones a la humanidad.     

viernes, 14 de febrero de 2014

Raúl Amaguaña Lema - Presidente CKO


Generando cultura

Las culturas nativas de nuestra región, tienen bastante material para crear obras artísticas de distinto tipo. Las instituciones culturales del Estado, incluidos los distintos niveles de gobierno, tienen en su haber y los recursos necesarios para fomentar y apoyar indiscriminadamente la producción cultural; parece que no se lo hace adecuadamente, o si lo hacen, lo estarán haciendo lejos de aquí. Hay que estar claros que gobernantes y autoridades con escasa formación y visión cultural, no harán mucho desde sus espacios de poder; podrían pensar que conformar un grupo o una escuela de danza con los hijos e hijas de sus allegados, organizar talleres esporádicos, auspiciar algún afiche o facilitar alguna instalación como un graderío, es más que suficiente. Claro que esto dista muchísimo de un verdadero trabajo por un desarrollo cultural óptimo de un pueblo.

Hoy me es grato saber que desde las limitaciones y la iniciativa particular, se esté forjando proyectos teatrales ambiciosos dignos de reconocimiento; tal es el caso del Proyecto Tuldupay, generado desde la investigación y la visión de un joven kichwa otavalo, ávido por recrear toda esa riqueza cultural nuestra, que tiende a remitirse a ese pasado próximo que todavía lo podemos visualizar claramente; y otros proyectos generados  igual desde la gente particular, que a pesar de la decepción que insta haber golpeado las puertas de las distintas instituciones tendientes al apoyo cultural, sin ninguna respuesta, insisten valientemente en gestar proyectos culturales y teatrales de un claro valor artístico. Personalmente ya desde hace décadas he venido hablando y soñando de la posibilidad de hacer el montaje de una ópera teatral kichwa, esto es posible, pero esto también cuesta. Si de los millones y millones de dólares que se malgastan, por ejemplo en la propaganda, destinaran solamente uno, tendríamos una compañía de ópera kichwa de representación internacional. Como parafrasean ciertos líderes gobiernistas, las realidades se generan desde las utopías y desde los sueños.

viernes, 7 de febrero de 2014

El campo y la ciudad

Por lo general antes la calidad de vida se medía en base al lugar donde se vivía, óptimo en las ciudades y bajo en el área rural, a excepción de las grandes haciendas o fincas. Para cerciorarse de esa realidad socioeconómica, suficiente con leer la novela de Jorge Icaza, Huasipungo, donde se recrea la cruda realidad del “indio” y el campesino de hace unas cuantas décadas. Hasta hace poco el mundo rural y el mundo urbano del Ecuador, eran mundos totalmente divorciados, distintos. La vida económica, social, cultural y política del país, se concentraba solo en las grandes ciudades, como Guayaquil, Quito o Cuenca.
Fue claro el desinterés total de parte del Estado ecuatoriano y los gobiernos de turno, de incluir a los sectores rurales y más alejados del país, al desarrollo y progreso fijados desde el gobierno central; fue esta realidad administrativa, que incluso contribuyó a la pérdida paulatina del territorio histórico ecuatoriano, que llegaba incluso al río Amazonas. Esta realidad obviamente no podía seguir más, y por hoy se esmera en cambiarla con recursos económicos, tecnológicos y jurídicos, a los que sería saludable incluir también el recurso, llamémoslo antropológico, para que los cambios a nombre del progreso se den con mucha observación a los valores culturales de los diferentes pueblos que coexisten en las regiones selváticas y rurales del país.

Por hoy es bien sabido que la calidad de vida está en el campo, lejos de la contaminación de todo tipo que se produce en las ciudades, solo con el aditamento de una buena carretera, agua potable y energía eléctrica; mucho mejor si a esto se incluye una buena asistencia médica y centros educativos de calidad. Ahora la internet hace posible el acceso inimaginable a la información y la comunicación, esto nos permite estar “conectados” con el mundo. Gran parte de los sectores rurales todavía están desatendidas, pero creo que vamos por un buen comienzo.