jueves, 21 de abril de 2016

Otro terremoto y el mismo cantar


Aunque el presidente Correa se aferre tozudamente a que en el país no existe ninguna crisis, las últimas medidas nos conducen a pensar, que al igual que en 1987, casi estamos en la bancarrota. El 5 de marzo de ese año, hace como unos 30 años atrás, el norte ecuatoriano sufrió un terremoto de similares característica al ocurrido el sábado pasado 16 de abril. Recuerdo en aquella ocasión, aproximadamente a las nueve de la noche, habíamos con nuestra familia terminado de cenar, cuando escuchamos un aullido generalizado de perros y un extraño rugir de las entrañas de la tierra, enseguida vino ese impresionante sismo que prácticamente nos dejó perplejos y paralizados; se fue la luz eléctrica y nos quedamos a la luz tenue de algunas velas; esperamos un tiempo y al convencernos que todo se había calmado, fuimos a descansar pero con temor, cuando a las once de la noche aproximadamente, un terremoto de 6,9 de magnitud, nos sorprendió en pleno sueño, ante el cual salimos despavoridos de nuestras viviendas.

El epicentro que había sido cercano al volcán Reventador, afectó ciudades como Baeza, Ibarra, Otavalo y Cayambe; el país como ahora, no estaba bien preparado para un flagelo como este, donde perdieron la vida alrededor de mil personas y se afectó el único oleoducto del país, en un tramo de 70 km. Las coincidencias con el desastre actual son enormes, si bien durante el año 1985 la economía creció, la caída del precio del barril a USD 12, había puesto al gobierno en serios problemas fiscales que incluso había dejado de pagar su deuda externa, no tenía acceso a financiamiento por estar en moratoria y no tenía ahorros. Además ocurrió después de la visita de un Papa, en aquella época Ecuador estaba gobernado por León Febres cordero, otro guayaquileño que se creía ser dueño del país. 

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