Más allá de que la vialidad del sector rural ha mejorado notablemente, la ciudad de Otavalo en este tema, por hoy se encuentra en un caos total. La vía de circunvalación prácticamente ya no circunda ninguna cosa, sino mas bien es una vía que pasa por la mitad de la urbe y genera demasiado conflicto en la movilidad urbana, por el hecho de que se cortaron algunas intersecciones que conectaban el centro con varias ciudadelas y sectores periféricas de la ciudad.
Con el inicio de clases la intersección entre la vía de
circunvalación (Panamericana) y la vía que conduce hacia San Juan, en la parte
occidental de la ciudad, se ha convertido en un hervidero total de vehículos,
más que todo en horas de salida y entrada estudiantil. A esa parte están
algunas instituciones educativas que acogen a miles de estudiantes y en
consecuencia hay cientos de padres de familia apurados que se quedan en medio
de una congestión terrible en ese cruce vial. El caos se repite en el cruce de
las vías que conducen a Selva Alegre que por cierto está en pésimas condiciones
y la otra que va hacia Quiroga, donde están dos instituciones educativas. Por
otro lado es evidente el caos vehicular que se genera en la entrada norte de la
ciudad, junto al redondel, donde los fines de semana existe una gran afluencia
de vehículos provenientes de Pichincha, que entran en conflicto con los
vehículos que van en sentido contrario hacia el centro de la ciudad. Otavalo
necesita acciones inmediatas para remediar esta situación, es necesario
habilitar otras vías alternas que den respiro a estos puntos críticos, se debe
terminar de una vez por todas la vía de circunvalación y establecer una
señalización de primera. Que no se olviden de los pasos peatonales decentes, no
esas moles de cemento “laberínticos” que espantan a cualquiera.
El parque automotor ha crecido tanto a nivel local y
nacional, y resulta evidente que nuestras ciudades no tuvieron una
planificación adecuada como para mitigar esta situación. Por un lado se habla
de ciudades renovadas que prioricen al ser humano, al peatón, y así debe ser; pero
por otro lado el número de vehículos sigue creciendo y las ciudades tienen que
dar una respuesta frente a esta situación, para eso están nuestras las
autoridades, que muchas veces se duermen en los laureles.
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