Los deseos de amor, paz y felicidad en el mundo, rápidamente se ven opacados durante el inicio de este nuevo año. El terrorismo, la guerra en Oriente Medio, el drama de los refugiados sirios, las redadas contra los inmigrantes indocumentados en Estados Unidos, son algunos de los hechos que ya desdibujaban el panorama ideal de paz y armonía, que supongo todos los seres humanos anhelamos. Como esto fuera poco, dos hechos internacionales, ponen en vilo la tan deteriorada convivencia civilizada entre las naciones: una, las fricciones diplomáticas entre Arabia Saudita e Irán; la otra, la supuesta prueba nuclear de carácter militar, que ha ejecutado el gobierno de Corea del Norte.
En el caso de Arabia Saudita e Irán, el conflicto es histórico, religioso y complejo, se remonta incluso a los orígenes mismos del islam en tiempos del profeta Mahoma. A la muerte del Profeta, las pugnas entre familiares y allegados por liderar el nuevo movimiento religioso de los árabes, terminaron en asesinatos y guerras internas. De esta forma el islam se divide en dos facciones, los sunitas y los chiitas, los primeros que conforman una gran mayoría dentro del islam, están representados o liderados por el Estado teocrático, totalitario y aliado de occidente, como lo es Arabia Saudita; por el bando opuesto está la rama de los chiitas, que es la facción minoritaria liderada por la República Islámica de Irán, que tiene un programa nuclear y una tradición anti occidente. Un eventual enfrentamiento entre estos dos países podría poner en serio riesgo la paz mundial.
En cambio, Corea del Norte representa al chico descarriado de la humanidad, que tarde o temprano terminará mal. Hace unos días dice haber detonado una bomba de hidrógeno; la Bomba H, es la más letal que se conoce, puede ser 3.000 veces más poderosa que la bomba lanzada en Hiroshima en 1945. Un arma de estas características en manos de un gobierno demencial, es algo que nos hace temblar.
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