Bien o mal en algunos aspectos, el presidente Correa ha dado
pautas a la clase política tradicional, de cómo se debe ejercer la primera
autoridad del país; obviamente sin tomar en cuenta muchos de los excesos y
arbitrariedades, que por hoy no vienen al caso ser nombrados. Por ejemplo, el
deseo suyo de cambiar el país para bien, proyectada desde su slogan “con
infinito amor”, me parece que es genuina
y sincera. Merece también sorpresa y reconocimiento innegable, la enorme energía
desbordante del Primer Mandatario, puesta al servicio de su función.
Vale reconocer que la época correísta marcó estabilidad política en los últimos años; se entendió
la gran importancia de la interrelación de las ciudades y se modernizó la
vialidad del país; de la misma forma se modernizó la deprimente situación de la
función judicial, más que todo con la dotación de infraestructura decente y
adecuada; se visibilizó y se reconoció desde los estamentos oficiales, a los
diferentes grupos étnicos del país, incluido sus lenguas; la incorporación de
la juventud y las mujeres al quehacer político, es otro de los logros. La
incorporación de personas de los diferentes pueblos y nacionalidades al
Servicio Exterior, como el comienzo de una representación real del país, es un
hecho digno de reconocimiento. Por otro lado, aunque existan serios
cuestionamientos a la creación de la Ciudad del Conocimiento Yachay, personalmente
nunca dudé de su valía y se debería apoyar sin condiciones, la apuesta de
cualquier gobierno nacional, por la
ciencia, el conocimiento y el desarrollo.
Exigir a sus ministros y subordinados, la agilidad requerida
en la culminación de la obra pública, o el control personal a las entidades del
servicio público; son acciones del Presidente que la población reconoce sin
dudarlo. Seguro que existirán otros logros de la “Revolución Ciudadana”, pero
para ser sincero, no me vienen más a la cabeza. Los aciertos y logros de
cualquier gobierno, no deberían sorprendernos, porque para eso el pueblo los ha
nombrado; más aún si para ello han contado con el mayor boom petrolero de la historia.
Qué pena que los desaciertos del actual gobierno pesen muchísimo más que los
aciertos.
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