martes, 1 de julio de 2014

Resistencias al autoritarismo

Me he tomado el atrevimiento de sacar algunos extractos de la investigación periodística de Eduardo Tamayo G., realizada en 1994 y que se titula: “Resistencias al autoritarismo”. La obra es un compendio del periodo presidencial socialcristiano, comprendido entre 1984 y 1988, liderado por el guayaquileño León Febres Cordero Rivadeneira, quién en esa época fue llamado acertadamente como el “dueño del país”. La mayoría de los jóvenes de hoy, ni siquiera habían nacido en esa época, y estimo que poco o nada conocen de lo que aconteció en este periodo, caracterizado por una confrontación política muy violenta.

“La acción represiva del febrescorderismo se dirige también contra la prensa de oposición, y contra los periodistas en general, por el delito de informar lo que pasaba en el país. Esta situación se produce, paradójicamente, cuando el régimen se proclamaba como “el campeón de la libertad de expresión”…” “Los periodistas, columnistas y medios no solo que tienen dificultades para cumplir con su trabajo –es frecuente que policías, militares y diputados gobiernistas agredan a reporteros- sino que serán objeto de persecución y retaliaciones.”

“Así por ejemplo, los articulistas del diario Hoy: Juan Cueva, Simón Espinosa y Patricio Moncayo son despedidos de sus puestos en el sector público por “escribir en la oposición”. El editor de la controvertida revista Censura, Pancho Jácome, es detenido y torturado, en una oficina contigua a la Gobernación de Guayas, según su denuncia. Varios periodistas son separados de los medios de información por presiones oficiales. Se clausuran las emisoras Democracia de Quito, y CRE, Huancavilca y Centenario de Guayaquil, por transmitir declaraciones de Abdalá Bucaram, consideradas ofensivas para el presidente de la República.”


“El Gobierno desde el principio, no le reconoce al Frente Unitario de Trabajadores, FUT, su condición de interlocutor social. Su política hacia el movimiento sindical no se sustenta en el diálogo sino en la confrontación directa, la represión y las acusaciones de subversión a los trabajadores.” Cualquier parecido con la realidad actual, es pura coincidencia.

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