A las cinco y media de la madrugada, de un día sábado
cualquiera, es normal encontrarse con grupos de turistas extranjeros de
diversas nacionalidades y edades, que apurados caminan por la vías que conducen
al “mercado de animales” de Otavalo; otros se detienen para preguntar sobre las
referencias de este sitio, que al igual que en otros espacios de la serranía,
es un hormiguero multicolor de gran atracción, en especial para los visitantes
de latitudes distantes. Recuerdo que hace ya varios años, en mi periplo por el
altiplano peruano, incluso quien esto escribe, quedó fascinado ante un gentío
colorido, de trajes llamativos y vistosos animales que irrumpían aquel espacio
verde, en un pueblito cualquiera cerca de Cusco. Era pues una escena
tradicional y muy propia de los pueblos andinos.
La decisión de los funcionarios de Agrocalidad, de clausurar
la feria de animales de la ciudad de Otavalo, llama mucha la atención, por
inesperada. Entiendo que esta clausura pesa sobre la municipalidad de Otavalo y
por lo tanto es injusto y viene a destiempo. Es injusto porque los perjudicados
de esta decisión burocrática, son los comerciantes que participan y subsisten
de esta tradicional feria, que nada o poco tienen que ver con las adecuaciones
del lugar. Por otro lado viene a destiempo porque las autoridades actuales del
Municipio, recién acaban de posesionarse en sus flamantes puestos, y al igual
que los usuarios de este mercado, se absuelven de responsabilidad.
Desesperados, en esta semana, los usuarios de este espacio
se han reunido con los funcionarios municipales, para buscar soluciones
urgentes a este problema que tiene incidencia social y turística. La solución
es razonable y viable: Uno, los funcionarios de Agrocalidad deben rever de manera urgente la decisión tomada. Dos,
deben extender un plazo razonable para que las nuevas autoridades planifiquen
la reubicación adecuada de este centro de comercio pecuario. El trabajo honesto
y esforzado de la gente del pueblo, no puede detenerse por tecnicismos
burocráticos, peor aún por diferencias políticas de terceros.
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