No cabe duda que la segunda mitad del siglo XX, fue una
época donde se desbordaron pasiones por todo lado, hablando en términos socio
políticos. El movimiento hippie, la revolución sexual, el rock psicodélico, la
conquista del espacio, la Guerra Fría, y las luchas revolucionarias de
izquierda principalmente en Latinoamérica, marcaron historia. Luchar contra el
statu quo, el sistema opresor y el capitalismo, era un llamado al que muchos
jóvenes idealistas abrazaron en su momento, más con el corazón que con la
cabeza. Eran pues otros tiempos, donde muchos perdieron la vida y otros como
los barbudos cubanos, tuvieron éxito en captar el poder a través de la lucha
armada, para luego implantar a sangre y fuego su experimento socialista. Muchos
de nosotros, aunque más jóvenes, pudimos de alguna forma sentir esa apasionante
efervescencia política en nuestros corazones, hasta el punto de querer renunciar
a todo en favor de la revolución.
Desempolvando la biblioteca familiar, encontré un libro que
leí hace unos 30 años: “La ideología sandinista y la revolución nicaragüense”
de David Nolan, una excelente obra que devela casi en su totalidad el
desarrollo de esta revolución centroamericana. En este libro existe una cita
que se refiere al juramento que hacían los jóvenes al momento de ingresar al
Frente Sandinista de Liberación Nacional – FSLN: “Ante las imágenes de Augusto
César Sandino y Ernesto “Che” Guevara, ante la memoria de los héroes y mártires
de Nicaragua, América Latina y de toda la humanidad, poso mi mano sobre la
bandera roja y negra que significa “Patria Libre o Morir” y juro defender, con
las armas en la mano, la dignidad nacional y luchar por la redención de los
oprimidos y explotados de Nicaragua y del mundo. Si cumplo esta promesa, la
liberación de Nicaragua y de todos los pueblos será mi recompensa, pero si así
no lo hiciese, la muerte en la deshonra y la vergüenza serán mi castigo”. Si
valió la pena o no, es otra historia; eran otros tiempos, y estos sí eran
auténticos revolucionarios; no como los de ahora, una horda de delincuentes
expertos en las artes de la demagogia.
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