El presidente Lenín Moreno ha dado muestras de sensatez y ha
empezado su mandato con un gran llamado a un Diálogo Nacional. La iniciativa
fue inaugurada el día martes, justamente en Guayaquil, con la presencia de
importantes personajes de diversos sectores políticos. En el acto se detalló
que se instalarán siete mesas político-estratégico; Acuerdo Plurinacional,
Consejo Consultivo Empresarial, Acuerdo por la Unidad, Acuerdo por la
Información, Acuerdo por la Educación, Acuerdo por el Agro y Lucha contra la
Corrupción. Esto sería “un instrumento participativo para la concreción de
acuerdos que permitan el fortalecimiento del mandato popular y la construcción
de políticas estatales que mejoren la gobernabilidad”. Es importante señalar
que la participación de los sectores involucrados en cada una de las mesas, es
imprescindible, antes de dar inicio con los plazos establecidos; entre ellos la
Conaie, que con justa razón, ha planteado la amnistía e indulto a dirigentes presos
y perseguidos.
La propuesta presidencial constituye un hecho sin
precedentes en la última década de la vida política del país. Es claro que
Lenín Moreno más allá de un estilo diferente, quiere marcar diferencia en
cuanto a gobernabilidad y visión política en función de país; primero para
salir de este atolladero económico, fruto de una década de despilfarro y
endeudamiento; segundo, lo que cualquier presidente desearía: pasar a la
historia con honores y dignidad. Aunque el fantasma del correísmo lo asechará
siempre y que básicamente es su talón de Aquiles, Moreno empieza su gestión con
“pie derecho”. Lamentablemente existen rostros cansinos y sumisos de la
administración anterior, que dan un zarpazo a cualquier buen mortal que quiera
entusiasmarse con este buen inicio. El Diálogo Nacional, según el Presidente
estará coordinado por la Secretaría Nacional de Gestión de la Política, en la
persona de Paola Pabón, una sumisa confesa del anterior régimen.
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