jueves, 2 de junio de 2016

Primero la niñez

archivo.e-consulta.com

En un cálido día de verano, varios niños entre ellos mis sobrinas, juegan y corretean alegres en el parque del vecindario; al poco rato llega despacio un auto con unos dos tipos fornidos, de lentes oscuros y de uniforme azul; son policías, se bajan del patrullero y conversan con los pequeñines que no le hacen mucho caso. Al rato nos contaron que los policías, les habían dado dulces y les habían preguntado de cómo les trataban sus padres. Es una típica escena de un barrio residencial de una tranquila ciudad estadounidense. En muchos países, creo que en el nuestro también, el maltrato infantil es penado, como debe ser, por la legislación vigente.  

En la mayoría de países donde la democracia ha logrado una cierta madurez, se nota que una de sus prioridades es la niñez. Se destinan cantidades considerables de recursos a este sector de la población, se hace un seguimiento y se actualiza constantemente su sistema educativo; en esta lista estarían países europeos principalmente, junto a Estados Unidos, Canadá y el mismo Japón. Para la consecución de  esta prioridad, sencillamente los países y su clase política han entendido al pie de la letra, que el futuro lo forjarán nuestros niños y niñas. Más allá de este simple razonamiento, hay que entender que es un deber moral de los adultos, proteger la frágil inocencia de nuestros pequeños, absolutamente sin distinción de ningún tipo. Las políticas de estado, destinadas hacia la niñez, proyectan el grado de desarrollo social y cultural que tiene una nación.

El gobierno, mejor dicho el Estado, debe estructurar todo un aparato multidisciplinario permanente, que vele siempre por el bienestar integral de toda la niñez. En primera instancia eliminar la desnutrición, continuamente garantizar ese ambiente de amor y felicidad que todo niño necesita dentro y fuera de su hogar.

No hay comentarios: