Una reforma constitucional para instaurar la reelección
indefinida, no calaría profundo en nuestro país y sería un error garrafal en el
proyecto político de la revolución ciudadana. La reelección indefinida es una
aberración en sociedades que de alguna forma se han alineado dentro de la
democracia occidental, acogiendo valores como la libertad, la alterabilidad y
la pluralidad. Si nos sinceramos y vamos con la posibilidad de nombrar
gobernantes vitalicios, mejor nombremos un rey, una monarquía absoluta; o para
ser más justos nombremos un inca o un shiri, que sería lo más acorde con la
realidad y la historia ecuatoriana.
Las masas populares son susceptibles al engaño y a la
manipulación, tal como ocurrió en la Alemania nazi, o en otros tantos gobiernos
incluso llamados democráticos; sin embargo hay que reconocer que actualmente la
comunicación fluye vertiginosamente por las redes de la información,
configurando gracias a la tecnología y a la internet, ciudadanos con mayores
posibilidades de conocimiento, participación política y discernimiento. En
Ecuador, seguro que aquella época en donde el populismo campeaba a sus anchas, solo
es un patético recuerdo histórico; y hoy es evidente que a pesar del rechazo a
la política, los ecuatorianos y ecuatorianas tienen una conciencia democrática
y política más clara; o por lo menos esa es la lectura que podemos concluir en
relación a los resultados de las últimas elecciones.
Las democracias latinoamericanas tuvieron un pasado
turbulento, con la presencia de dictaduras, golpes de estado y caudillismos; sin
embargo hubo esperanzas alentadoras para la consolidación democrática en la
región. La presencia de gobiernos “progresistas” de aparente simpatía con
regímenes totalitarios, pone en entredicho tal esperanza, pero suponemos que
son gajes de la vida política de un país. Si realmente los actuales gobernantes
del país, quieren dar luz verde a la reelección indefinida, no nos quedaría más
remedio pedir cierta sensatez y solicitar
que permitan un real, debido y justo debate al interior de la sociedad
ecuatoriana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario