Aunque la ciencia y la técnica ha avanzado vertiginosamente
durante el último siglo, solamente un porcentaje muy reducido de seres humanos
han intentado rebasar los límites del entendimiento humano sobre su propia
existencia y el lugar que ocupamos en el universo. El resto de seres humanos
todavía se encuentran atados a conceptos arcaicos sobre la existencia y la
divinidad. El concepto medieval de dioses caprichosos y todopoderosos, que nos
ofrecen el cielo o el infierno, todavía siguen vigentes. Han proliferado sectas
y religiones que pretenden compartir una verdad que nace desde algún dogma, o
simplemente buscan espacios de poder y dominación, con claros intereses
económicos.
En medio de esta realidad, considero que solamente el
estudio, la ciencia y la reflexión minuciosa, nos puede liberar y acercarnos a
la verdad. A pesar de esto hay que comprender también, de que las creencias
religiosas constituyen una fuente de esperanza y luz, para la mayoría de seres
humanos, que no han sido capaces de mirar más allá de su propio horizonte. Las
religiones como se conoce a través de la historia, a pesar de constituirse en
puntos de fatales discordias entre los seres humanos, han podido de alguna
forma establecer con buena influencia, normas de comportamiento éticas y morales
en la mayoría de las sociedades. Sin embargo, a estas alturas de la
civilización del Homo Sapiens, en la que, casi la mayoría absoluta de sus
miembros profesa alguna creencia religiosa donde se predica la piedad y la
hermandad, no se ha podido desterrar la violencia, el egoísmo y la crueldad.
Las guerras o las amenazas de aniquilación entre hermanos, están al orden del
día. Para contrarrestar esta dramática realidad, se debería dar énfasis en el
tema de la legalidad, la ética y la moral laica desde muy pequeños, como un
mecanismo de convivencia pacífica, donde prime los derechos humanos sin
condicionamientos. Por eso es muy importante, más que todo en términos
políticos, luchar por la legalidad, la institucionalidad democrática y un
combate férreo e intolerante contra la corrupción.
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