Aunque en Wikipedia se señale que una gran parte de las
personas que creen tener intolerancia a
la lactosa, no presentan en realidad malabsorción de la lactosa, sino que sus
síntomas gastrointestinales se deben a la presencia de enfermedades no
diagnosticadas que afectan al intestino delgado; investigaciones muy serias
demuestran que esta intolerancia del sistema digestivo se relaciona de manera
preponderante a la genética de las personas. ¿Pero qué es la lactosa? No es
nada más que un compuesto natural de la leche, al que se lo conoce también como
el azúcar de la leche. Estudios señalan que solo el 3 al 5% de los europeos
presentan intolerancia a la lactosa, mientras que del 40 al 60% de la población
latinoamericana es intolerante a este compuesto lácteo, y en varios países de
Asia y África esta cifra llega al 50%.
Estudios concluyen también que esta enfermedad, si es que se
lo puede llamar así, se relaciona al grupo genético de una persona. En nuestro
caso, tomando en cuenta a los tres grupos importantes en el país: europeos,
amerindios y afros, cabe señalar que la población indígena es la menos tolerante,
ya que la leche nunca fue parte de su dieta ancestral, sino más bien fue
introducida por los españoles. Por lo que las personas que tienen más
porcentaje de genes indígenas, tienen más probabilidad de malabsorción de la
lactosa. El estudio sugiere que el 70% de la población ecuatoriana tiene algún
grado de intolerancia a la lactosa. Ventajosa y lógicamente se puede suplir
este alimento con otros productos como el brócoli, chocho, hígado, huevos,
frutas y otros que remplacen a la leche.
Apartándonos un poco del asunto biológico, esto pone una
clara evidencia de que nuestro país tiene una población preponderantemente
indígena, aunque los prejuicios y el racismo histórico traten de negarlo u ocultarlo.
Aunque los censos oficiales fijen porcentajes ridículos a lo indígena, como con
un 7% de la población total. “No se podrá tapar el sol con un dedo”.
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