En los últimos años en que el tema de la equidad de género
es un tema de avanzada democrática, el tema de los reinados de belleza con
razón genera un cuestionamiento profundo a su naturaleza. Por un lado está la
libertad que tienen o tenemos como personas individuales o colectivas a
desarrollar tradiciones culturales que pueden ser muy arraigadas dentro de una
sociedad, como el caso de las señoritas “reinas”; por otro lado estas prácticas
según la visión actual, pueden vulnerar los derechos e incluso la dignidad de
algún sector importante, específicamente el de las mujeres.
Las sociedades gracias a la reflexión de pensadores,
cientistas sociales, representantes políticos, gente común, hombres y mujeres
comprometidos con la justicia, indudablemente que avanzan. Desde este enfoque
consideramos firmemente que los concursos de “belleza”, por considerar a la
mujer como un objeto decorativo o sexual deberían ser abolidos. Además el canon
de belleza que se maneja en este tipo de eventos, corresponde al modelo occidental
dominante. Más allá de que la belleza es un concepto subjetivo y abstracto,
consideramos que la belleza física no debe ser un valor predominante que
otorgue relevancia social, sobre otros atributos como la inteligencia, la
honestidad o la sensibilidad social.
Sin embargo hay que considerar que existen reinas de
belleza, porque las mismas chicas o la misma sociedad así lo desean. Es un tema
que no hay tomar a la ligera, sino más bien de seguir ampliando el debate. Pero
lo que es totalmente despreciable es que estos espacios de “concursos” como en
el caso de la Reina del Yamor en Otavalo, traten de mantenerse como un reducto de dominación
colonial racista, reservada solamente a
una élite blanco-mestiza, que trata de reafirmar un poder que ya se les
escurre de las manos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario