sábado, 30 de julio de 2016

Reinados de belleza

 Foto: elcomercio.com

En los últimos años en que el tema de la equidad de género es un tema de avanzada democrática, el tema de los reinados de belleza con razón genera un cuestionamiento profundo a su naturaleza. Por un lado está la libertad que tienen o tenemos como personas individuales o colectivas a desarrollar tradiciones culturales que pueden ser muy arraigadas dentro de una sociedad, como el caso de las señoritas “reinas”; por otro lado estas prácticas según la visión actual, pueden vulnerar los derechos e incluso la dignidad de algún sector importante, específicamente el de las mujeres.

Las sociedades gracias a la reflexión de pensadores, cientistas sociales, representantes políticos, gente común, hombres y mujeres comprometidos con la justicia, indudablemente que avanzan. Desde este enfoque consideramos firmemente que los concursos de “belleza”, por considerar a la mujer como un objeto decorativo o sexual deberían ser abolidos. Además el canon de belleza que se maneja en este tipo de eventos, corresponde al modelo occidental dominante. Más allá de que la belleza es un concepto subjetivo y abstracto, consideramos que la belleza física no debe ser un valor predominante que otorgue relevancia social, sobre otros atributos como la inteligencia, la honestidad o la sensibilidad social.

Sin embargo hay que considerar que existen reinas de belleza, porque las mismas chicas o la misma sociedad así lo desean. Es un tema que no hay tomar a la ligera, sino más bien de seguir ampliando el debate. Pero lo que es totalmente despreciable es que estos espacios de “concursos” como en el caso de la Reina del Yamor en Otavalo, traten de mantenerse como un reducto de dominación colonial  racista, reservada solamente a una élite blanco-mestiza, que trata de reafirmar un poder que ya se les escurre de las manos.

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