jueves, 24 de marzo de 2016

La muerte de la izquierda


Los postulados y el discurso de la izquierda se resumen en la lucha contra la opresión y la redención de los oprimidos. La izquierda es heroica y altiva, mientras se remita al fogoso discurso de masas, a las trincheras urbanas de la lucha social, al relleno ideológico de sindicatos y campesinos, a la pluma de aclamados intelectuales. Se ha descubierto y se ha comprobado, de que la izquierda no es compatible con el poder. Cómo entender una izquierda que maquina una serie de artilugios para desprestigiar, dividir y acabar con los sindicatos de trabajadores, de campesinos, de organizaciones indígenas. ¿Cómo entender una izquierda que trata de despedazar a las entidades llamadas a prevalecer, la vigencia de los Derechos Humanos?  ¿Cómo comprender una izquierda de sueldos exorbitantes, de autos importados de lujo, de vajillas doradas, de amplios pasillos de mansiones, de ropa fina de marcas americanas? ¿Cómo poder concebir una izquierda que pretende instaurar el corporativismo en el poder político, para implantar dogmas que nadie sabe a ciencia cierta, cuándo o cómo fueron reveladas a sus ungidos? Una izquierda que construye su propio Olimpo en las nubes, para desde ahí poder gobernar a sus anchas.

 En el momento en que la izquierda capta el poder político, muere; o así lo sugieren, las múltiples experiencias alrededor del mundo y las muy cercanas que empiezan a colapsar en medio de la podredumbre que significa la corrupción. ¿Será mentira la lista de los nuevos ricos de nuestro país? ¿Será un invento los millones y millones de la expresidenta de Argentina, o de la parentela del fallecido líder venezolano? ¿Será un gigantesco circo tramado por algún bufón, que se las funge de juez en el gran Brasil?

El mítico Che Guevara, fue el primero en darse cuenta de esto, por eso prefirió escaparse de Cuba, para empuñar su fusil en la espesa selva centroafricana. Quizá la derecha con su pragmatismo egoísta, sea más honesta y sincera.

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