sábado, 23 de agosto de 2014

Entorno violento

He llegado a la conclusión de que la violencia lastimosamente es algo inherente a la naturaleza humana. Además sin necesidad de justificarla, debo presumir que nuestro mundo es violento, que nuestra galaxia y el universo mismo es violento. El micro cosmos es una eterna batalla bacteriológica y de violentas colisiones subatómicas. En tal sentido los que osamos estar vivos en esta fracción de segundo cósmico, somos naturalmente unos supervivientes. Existe evidencia de que el ser humano es igual o más violento que sus antepasados de la antigüedad, por hoy con una maquinaria más sofisticada para hacer daño al prójimo. Por más religiosos y pacifistas que nos declaremos, siempre tendremos impregnado en nuestra memoria, algún desliz violento en nuestras vidas, eso es innegable.

Dentro de esta cruda realidad también se percibe tenue, la luz de la sensatez y la búsqueda de la paz, destinada a eliminar el sufrimiento, como un acto altruista de la inteligencia humana. En diferentes épocas de la historia de la humanidad, han aparecido mensajeros de la paz o profetas que nos han inducido hacia esa paz y convivencia fraterna, que todos necesitamos pero que no la podemos establecer a cabalidad. Por ejemplo nadie olvida el mensaje de paz que advirtió  Jesús el Galileo. También es cierto  que el tema religioso ha sido conflicto de sangrientas batallas y de apasionadas discusiones, que pone en entredicho el propósito mismo de una fe religiosa.

Cierto es que la política y la religión establecen los parámetros legales y morales, para establecer una convivencia pacífica que nunca se ha logrado en su totalidad; de ahí que estos temas son de un debate un tanto conflictivo, que muchos prefieren evitarlos. Sin embargo cabe señalar que por hoy son los únicos caminos tendientes a conseguir un equilibrio aceptable de correlacionarnos en nuestro entorno y el mundo; por eso la necesidad de líderes religiosos y políticos que sepan sobrellevar el yo violento interior que todos tenemos, enjaulado en las rejas de la paz colectiva, que es lo que cuenta más.

     

No hay comentarios: