viernes, 15 de noviembre de 2013

Fecha memorable

“Espero que mañana a las seis de la tarde me informará que ha vuelto la tranquilidad a Guayaquil, cueste lo que cueste, para lo cual usted queda autorizado” Estos fueron los términos del telegrama con las que el Presidente de la República José Luis Tamayo, ordenó al Comandante de la Zona de Guayaquil, aplacar la huelga general de los trabajadores producida a mediados del mes de noviembre de 1922. En esa época la economía mundial entró en una etapa muy difícil a causa de la I Guerra Mundial, y nuestro país no quedó al margen de tales efectos.

Una serie de movimientos obreros y de trabajadores se habían sumado a las protestas, como los ferroviarios, trabajadores de los carros urbanos, los de la empresa eléctrica, cacahueteros, carpinteros, panaderos, albañiles, peluqueros, lavanderos; todos ellos se unieron a la marcha del 14 de noviembre, donde se estima que desfilaron alrededor de unas treinta mil personas hacia la gobernación, para entregar un manifiesto en la que reclamaban la rectificación de las medidas económicas del gobierno, el cumplimiento de las 8 horas de trabajo, mejora salarial,  libertad de los líderes detenidos, entre otras demandas.


El 15 de noviembre de 1922, fecha memorable para todos los ecuatorianos y ecuatorianas, en especial para la clase obrera y trabajadora; se produjo una de las matanzas más infames que se haya acontecido en contra de la población civil de nuestro país. Los militares apostados en calles, portales y casas guayaquileñas, disparaban sin cesar a la multitud. Según estimaciones unas mil quinientas personas fueron asesinadas, sus cuerpos fueron a parar en fosas comunes o al torrente del Río Guayas. El Estado ecuatoriano nunca reconoció este crimen y los responsables de la masacre nunca fueron sancionados, quedando así en la más absoluta impunidad. Es justo y se debe notar también que dentro de los manifestantes había como siempre infiltrados anarquistas violentos, que alimentaron de alguna forma la consumación de este penoso suceso histórico. Paz en la tumba de los caídos en la lucha social.

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