viernes, 1 de febrero de 2013

Comunidad kichwa urbana

Reconocemos que por heredad histórica el vasto espacio geográfico Imbaya, sean estos rurales o urbanos son territorios kichwas, por hoy formalizados como parte del territorio ecuatoriano. Pero la territorialidad más que un espacio insípido, se nutre y se complementa con la vivencia de un colectivo en particular, y es así que hoy se habla de territorios indígenas, espacios geográficos sean estos comunitarios o particulares, donde se desarrolla la vida comunitaria según sus tradiciones y cultura. Hablar hoy de comunidad kichwa urbana, sorprende a más de uno, por la lógica colonialista que a raíz de la conquista española formateó la convivencia entre conquistadores y conquistados: ciudades para los “blancos”, campo para los indios. Romper esta lógica media milenaria no es tan sencillo.

El caso de la ciudad de Otavalo rompe estereotipos y se perfila como un hecho inédito en cuanto a la conformación de una comunidad kichwa urbana. Hace 50 años o menos, el “indio” otavaleño no podía caminar por las veredas de las calles, pues estas eran de uso exclusivo de los blanco-mestizos residentes de la ciudad; pero esta realidad ha cambiado hasta el punto de reconocer a Otavalo como la ciudad intercultural del Ecuador. Más allá del predominio kichwa en la urbe, hoy podemos hablar de una comunidad kichwa urbana. La ciudad ha sido prácticamente tomada por los indígenas no solo con la adquisición de propiedades, sino con la creación y la recreación de nuestra vivencia comunitaria dentro de la ciudad; sino ¿Cómo explicar los “ñawi mayllay” que se realizan en la ciudad?, o ¿el inti raymi de junio que se vive más intensamente que en las comunidades rurales?, o ¿los “kukawis” que se reparten en sus fiestas?, o ¿la solidaria vida social?, o ¿el dulce kichwa que retumba en sus calles? ¿Si esto no es una convivencia comunitaria, por favor díganme qué es?

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