El caso de la ciudad de Otavalo rompe estereotipos y se
perfila como un hecho inédito en cuanto a la conformación de una comunidad
kichwa urbana. Hace 50 años o menos, el “indio” otavaleño no podía caminar por
las veredas de las calles, pues estas eran de uso exclusivo de los
blanco-mestizos residentes de la ciudad; pero esta realidad ha cambiado hasta
el punto de reconocer a Otavalo como la ciudad intercultural del Ecuador. Más
allá del predominio kichwa en la urbe, hoy podemos hablar de una comunidad
kichwa urbana. La ciudad ha sido prácticamente tomada por los indígenas no solo
con la adquisición de propiedades, sino con la creación y la recreación de
nuestra vivencia comunitaria dentro de la ciudad; sino ¿Cómo explicar los “ñawi
mayllay” que se realizan en la ciudad?, o ¿el inti raymi de junio que se vive
más intensamente que en las comunidades rurales?, o ¿los “kukawis” que se
reparten en sus fiestas?, o ¿la solidaria vida social?, o ¿el dulce kichwa que
retumba en sus calles? ¿Si esto no es una convivencia comunitaria, por favor
díganme qué es?
viernes, 1 de febrero de 2013
Comunidad kichwa urbana
Reconocemos que por heredad histórica el vasto espacio
geográfico Imbaya, sean estos rurales o urbanos son territorios kichwas, por
hoy formalizados como parte del territorio ecuatoriano. Pero la territorialidad
más que un espacio insípido, se nutre y se complementa con la vivencia de un
colectivo en particular, y es así que hoy se habla de territorios indígenas,
espacios geográficos sean estos comunitarios o particulares, donde se
desarrolla la vida comunitaria según sus tradiciones y cultura. Hablar hoy de
comunidad kichwa urbana, sorprende a más de uno, por la lógica colonialista que
a raíz de la conquista española formateó la convivencia entre conquistadores y
conquistados: ciudades para los “blancos”, campo para los indios. Romper esta
lógica media milenaria no es tan sencillo.
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