Este es el ideal que
casi nunca se ha cumplido. La organización del Estado y el poder, siempre se ha
relacionado al uso de la fuerza o el poder económico; han sido, y son las
élites quienes en forma arbitraria disponen legislaciones para las masas. Esto
no ha variado en ninguno de los sistemas políticos y económicos conocidos hasta
la actualidad. La realeza en los reinos, la oligarquía en los sistemas
capitalistas, la cúpula del partido en los sistemas socialistas; clubes,
corporaciones, camaradas, en algunos de los países democráticos.
Los conflictos sociales de tipo político, surgen por la
imposición de normas y leyes arbitrariamente impuestas desde las élites
gobernantes. Quiero ilustrar con un ejemplo esta realidad política: Los
otavalos como mindalaes y viajeros, vienen desarrollando una actividad
económica que básicamente consiste en elaborar sus artesanías para luego
comercializarlo en recónditos lugares del mundo, y su regreso traer productos
de dichos lugares para consumo familiar o para su comercialización; siempre ha
sido así, desde hace cientos o quizá miles de años. Después de que llegaron los
incas, los españoles, las transnacionales, los Estados Nacionales; se impuso
legislaciones y fronteras, restricciones y tributos. Seguir esta tradición
económica propia; para los otavalos de hoy se complica claramente por la
yuxtaposición de leyes y normas inconsultas, que despersonalizan todo un
colectivo de tipo étnico cultural.