Cuba un país donde se ha sacrificado la libertad por el amor
a la revolución, ha liberado la posibilidad de que su gente comience con pequeños
negocios propios, incluso puedan gestionar recursos o préstamos pequeños en el
banco, para florecer su incipiente programa capitalista. Es que el Estado,
cualquiera que este sea, no puede asumir la responsabilidad de mantener a
todos, es necesario e indiscutible la libre empresa, más que todo en las
actuales circunstancias, donde la globalización responde al statu quo mundial vigente.
La responsabilidad del Estado y del poder político es
garantizar la seguridad y bienestar a todos sus habitantes, hombres y mujeres.
Ciertamente el papel estatal se resume en una suerte de padre y árbitro, para
con sus ciudadanos. El Estado es un contrato social que pertenece a la
sociedad, como tal se renueva según la necesidad histórica y es contrario a la
autocracia o cualquier manifestación de autoritarismo.
Bien dice el dicho que “El diablo sabe más por viejo, que
por diablo” y como viejo o diablo Winston Churchill decía que “Quien no es
socialista a los veinte es porque le falta corazón, quien sigue siendo
socialista a los cuarenta es porque le falta cerebro”. Los sistemas económicos
no son perfectos, más aún si se tornan extremistas. Es condenable tanto el
capitalismo voraz, esclavizante y
salvaje; como el socialismo irreal, insostenible y deprimente. Personalmente no
me quedo con ninguno; a pesar de que tengo una amplia simpatía con el
socialismo nórdico (socialdemocracia), anhelo encontrar un modelo económico
basado en la libertad, el respeto y la solidaridad.
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