Sacha Rosero es un “runa otavalo”, un personaje muy conocido
dentro de la comunidad de Peguche, como también dentro de la comunidad kichwa
de Barcelona (España); y por hoy un personaje de relevancia provincial y por
qué no decirlo nacional. Hace poco tuvo la osadía de extenderle la mano al Presidente
de la República, intercambiar algunas palabras y entregarle un documento.
No acostumbro echar flores ni laureles a quien sea, pero
este caso, es uno de esos muy excepcionales, en donde dejarlo pasar
desapercibido sería una injusticia. Mashi Sacha al igual que otros otavalos,
emigró hace ya varios años y se radicó en Barcelona, donde existe una
respetable comunidad kichwa, procedente de Imbabura. Como sucede con muchos
inmigrantes, fue lejos de la llakta donde se rencontró consigo mismo, con sus
raíces, con su identidad; dueño y administrador de la comunidad virtual
otavalosonline.com, es la persona que se ha encargado de crear un vínculo
tecnológico entre los otavalos que están fuera del país y los que estamos aquí
en la llakta, en nuestra tierra.
Pero todo esto no es nada en comparación con la
extraordinaria visión que tiene, con respecto a la revitalización del idioma
kichwa; actualmente declarada por la Unesco, como una de las lenguas en peligro
eminente de extinción. Inspirado en la experiencia de revitalización del
euskera, idioma del pueblo vasco, Sacha ha tomado la decisión de embarcarse en
una tarea titánica similar, un proceso de nada menos que de 50 años. Varios nos
hemos sumado a esta tarea; sin recursos, sin dinero, muchas veces con nuestro
propio aporte, hemos dado inicio al proceso de revitalización, primeramente con
una campaña de concientización sobre la perdida del uso del kichwa en Imbabura;
el camino está abierto, necesitamos más aportes.
Lo que ni las organizaciones indígenas han podido concebir,
más peor aún las autoridades y el poder político; nace esta idea, esta
predisposición de comenzar a luchar, por la sobrevivencia misma de los kichwas,
una decisión que se origina desde el corazón y alma de nuestra gente.
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