No pasó mucho desde que las declaraciones de una inmigrante
venezolana, causara mucho revuelo en el país, hasta el domingo anterior; en el
que el embajador de Argentina en el Ecuador, insinuara y dijera en una radio de
su país, que los ecuatorianos tenemos el hábito de estar “mugrientos”. En un
exabrupto sin proporciones, este señor de nombre Luis Alfredo Juez, trató de
justificarse diciendo que “Solamente la mala fe y una malicia infinita se puede
descontextualizar mis dichos intentando hacerme quedar mal con un pueblo al que
amo”, y mandó una carta de disculpa a la canciller ecuatoriana María Fernanda
Espinosa. Pero este señor sin el mínimo pudor, las mete toda, al decir que se
trata de una descripción de las comunidades indígenas del Ecuador: “Una de las
más conocidas es el pueblo Otavalo. Ellos se visten a la mañana del sábado y
están todo el fin de semana con la misma ropa. Me refería a eso, para no estar
todo el día con el mismo atuendo pasé por la casa a cambiarme”, además añadió
que “para quienes no conocen la idiosincrasia me refería a eso”.
Si fuese el comentario de una persona común, no hubiese
merecido ni una pizca de atención, pero se trata nada menos que de un alto
funcionario del Gobierno argentino, acreditado en nuestro país, para fomentar
nexos de hermandad y respeto entre las dos naciones. Como no podía ser de otra
manera el país y sus autoridades han respondido como corresponde, con un
“enfático rechazo y disgusto del Gobierno del Ecuador por las aseveraciones”.
De la misma forma la primera autoridad del Cantón Otavalo, el Alcalde, ha
respondido con molestia e incluso ha declaro a este funcionario argentino como
persona “no grata”. Los kichwas otavalos son reconocidos en el mundo por su
cultura e impecable presentación, que
incluso se les ha nombrado como los embajadores culturales del país. Ofensas
como estas solo ponen de manifiesto los prejuicios racistas que todavía
perduran, incluso en los niveles altos de los países de la región. Es oportuno
exigir a las autoridades diplomáticas y al Gobierno central ecuatoriano, que
pida al gobierno argentino, la inmediata separación de sus funciones, a un
señor que no puede mantener su estatus con semejantes complejos de odio hacia
los ecuatorianos.
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