Hace ya varios años, desde la prefectura se hicieron varios
trabajos en el estadio de la comunidad de Agato, entre ellos graderío,
adecentamiento de la cancha y cerramiento. La obra fue muy esperada, pero por
inconsulta la obra en su conjunto estaba mal hecha, pues no respondía a la
realidad socio cultural del medio, a la que las autoridades de aquel entonces
dejaron pasar nomas, y ni qué decir de los técnicos y profesionales que estaban
a cargo de la obra. A la comunidad de Agato no le quedó otra que a punta de
picos y barras derrumbar el desatinado cerramiento de ladrillo, para
remplazarlo con una malla metálica que le dio una mejor apariencia y
funcionalidad. Cuento esta historia para poner en claro que a veces los dineros
públicos no son bien invertidos por nuestros representantes en la función
pública.
Con la idea de gestar un proyecto de infraestructura que
responda a la realidad cultural, histórica y social de “San Juan Capilla”, de
la comunidad del mismo nombre, ubicada prácticamente a unas cuadras del centro
de la ciudad de Otavalo, en un inicio y en un acto sin precedentes, nos
reunimos profesionales kichwas de diversas ramas, como arquitectos,
antropólogos, sociólogos, comunicadores, gestores culturales, entre otros; y
así lo hicimos, concluimos y presentamos el proyecto muy bien fundamentado al
Municipio de Otavalo. Pero en medio de la
burocracia, los intereses politiqueros, los “contreras”; el proyecto fue
reformulado desde el municipio. Ahora, escucho que a este ancestral espacio de
ritualidad, de profundo significado no solo para la comunidad, sino para el
Pueblo Kichwa Otavalo en su conjunto, le quieren convertir en una especie de
parque o “mercadillo”, más peor aún escucho que quieren poner una pileta en el
medio. El concepto vernáculo solar andino y el trabajo de meses parece que fue
desechado. Ahora no sabemos a ciencia cierta, qué mismo se va a hacer. El
desconocimiento es atrevido, por no usar otro término. Mucho ojo con “San Juan
Capilla”.
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