domingo, 13 de septiembre de 2015

Migración y responsabilidad compartida

El origen del género humano se remonta al centro del continente africano, donde hace unos 5 a7 millones de años, aparecieron los primeros homínidos, separados de la rama de los chimpancés, los que evolucionaron durante millones de años, pasando por el Australopithecus, el Homo habilis, Homo erectus, hasta la única especie que sobreviviría hasta la actualidad, como es el Homo sapiens, al que pertenecemos todos los humanos de este planeta, sin importar nuestro color de piel y ciertos rasgos particulares de cada etnia o “raza”. El ser humano es por naturaleza, curioso y explorador, sujeto a múltiples fenómenos de migración a través de su historia, esto ha permitido poblar prácticamente todos los continentes del mundo,  garantizando también su supervivencia y desarrollo cultural.
Es deprimente ver en la actualidad el drama de los refugiados y migrantes en el mundo, desde los desplazados sirios que intentan llegar a Europa, pasando por los africanos embarcados hacia Italia, o los latinoamericanos que intentan llegar a Estados Unidos, hasta los colombianos expulsados en forma humillante de Venezuela. Se habla de la aldea global o de la ciudadanía universal, se fundan organismos internacionales de integración; pero más allá de estas románticas proclamas, solo se ha permitido priorizar la libre movilidad del capital transnacional, en desmedro del ser humano.

El mundo necesita un nuevo orden económico y social, basado en la libertad, la justicia y la solidaridad, donde el buen vivir se pueda construir en cualquier parte de nuestro mundo y las fronteras no sean más que un mero recuerdo. Curiosamente los migrantes intentan llegar hacia países donde prevalece la libertad y la cultura democrática; eso es lo que buscan, su modelo de vida. Para decepción de la camaradería militante, los migrantes no buscan llegar a Corea del Norte, Irak, Cuba o Venezuela. Aunque las potencias occidentales sean quienes legitiman de cierta forma la inequidad mundial, también es cierto que nuestros países no han sido capaces de construir estados sólidos, democráticos y soberanos.


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