Intentar salvar al gobierno chavista de Maduro con un ¡Chávez nuestro que estás en los cielos..!, delata la clase de gente que está gobernando Venezuela. A renglón del articulista venezolano Gustavo Briceño “Es la difamación del nombre de un dios. Significa pues, que un determinado colectivo, al expresar que Chávez es nuestro y que está en los cielos, intenta asemejar al presidente fallecido con Dios. Es en toda su extensión una inmensa blasfemia y de paso, una manifestación de locura colectiva”.
Lejos de nuestra afinidad política o no, con el llamado Socialismo del Siglo XXI, lo que ocurre en Venezuela, es a todas luces un experimento populista que ha puesto al país al borde del abismo; citando nuevamente a Briceño: “Hugo Chávez Frías ha sido el presidente de Venezuela más nefasto que ha pasado por nuestra historia, desde que Venezuela apareció frente al mundo como una república. Chávez hizo lo que un presidente sano y racional no hubiera hecho jamás en un país como el que tenemos: dividir a los venezolanos y anarquizarlos por el solo capricho de destruir una sociedad que odió y nunca entendió”.
Hacer un buen gobierno no significa encender una bronca generalizada dentro de una sociedad, llenar las cárceles, perseguir a sus detractores, mientras se reparte la vendimia de los petrodólares a diestra y siniestra, para luego quedar desfalcado. Dentro de los gobernantes socialistas en el mundo, han existido estadistas responsables que han optado por el pragmatismo social y económico, esto ha permitido a sus países, abrirse paso hacia un desarrollo democrático y sustentable. Aunque el concepto de populismo parece que todavía está en debate, podríamos resumirlo con el siguiente dicho popular: “Por la plata baila el mono, y por el oro el mono y el perro”, frase que alude al interés de la gente y los políticos por el dinero. Mientras se extiendan migajas, muchos pero no todos, incluso estarían dispuestos a vender el alma al diablo, o por lo menos a mantenerse callados.
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