Dadas las últimas circunstancias en el país y el devenir de las próximas elecciones multidisciplinarias, el ambiente político ecuatoriano se encuentra sometido en un caos ideológico. Por un lado el gobierno que es de una tendencia ideológica emergente, a veces enredado en un populismo claro, trata de definirse como un gobierno de izquierda y socialista.
Indudablemente el gobierno y su movimiento político, ha logrado dar el golpe de gracia a la llamada “partidocracia”, sus miembro deambulan sin rumbo, por el universo político ecuatoriano; incluso partidos de trayectoria intergeneracional como los socialistas, se encuentran divididos por un lado; por otro, el último reducto de la derecha ecuatoriana, trata de sobreponerse utilizando diversos artimañas, sin lograrlo.
El Presidente amenaza con formar otro movimiento, si las disputas internas siguen dentro de su movimiento político; al mismo tiempo la UNE, manejada en su mayoría por el MPD, tienda política que está con el gobierno, amenaza con organizar un paro nacional, a lo que el gobierno desafía y responde con restitución.
El movimiento indígena y su brazo político Pachakutik, que también se encuentran debilitados e incluso divididos, deciden alejarse de su camarada ideario, el gobierno; a ver si pueden reconstituirse, y en una especie de berrinche infantil, tratan de subrayar solo lo malo del actual gobierno.
En el caso particular de Imbabura un sector importante de las bases y la dirigencia indígena deciden en forma unilateral, apoyar a la alcaldía de Otavalo, al actual Prefecto por el PRIAN, Gustavo Pareja.
Bien dice el dicho: “La noche es más oscura antes del amanecer”, ahora solo nos queda esperar las elecciones y seguro después las aguas volverán a su cause.
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